No me gustaría ser poeta,
ni ser profundo,
ni tan siquiera destacar por algo.
Los poetas viven en una nube
que esconde la verdad entre vocablos,
o dicen la verdad…sin ser amargos.
Quizá porque me asuste la soledad,
no escribo sobre ella.
Ni trato de encontrar tres pies al gato,
ni una silla que sostenga la poca libertad que nos ofrecen.
Me merecen más atención,
quienes viven y no se nota,
quienes dan de comer a las palomas
porque el pan también les pertece.
Los poetas, los que son de verdad,
se huelen en el aire y se conocen al vuelo,
son jugadores de parchís,
noctánbulos, bohemios
en mitad de una vida que sólo se anuncia
en inútiles telediarios.
Y si alguna vez me he puesto a escribir
un poema…
ha sido para jugar a sentir,
ese misterio
y decir…
escribir palabras:
para esconderlas.
Un comentario sobre “Un poema que tenía guardado”
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Quizás porque a todos nos asusta un poco esas ausencias de libertad con que nos condicionan los telediarios de las realidades teledirigidas es por lo que hoy, en el siglo XXI, todos tenemos, sin quererlo, algo de poetas guardado en el almario de las palabras. Es cierto que a los poetas y a las poetisas se las conoce al vuelo… pero es que la poesía es un acto de movimiento aéreo en el que todos penetramos algunas veces y que se forma con las alas de una bohemia sensación entre lunas de plata y brillos de copas arbóreas plenas de gotas del rocío. Todos tenemos, sin quererlo, demasiada poesía guardada que es lindo compartirla con los demás cuando renacemos al alba… Gracias por tu sincera emotividad, Sandy.