Una despedida en singular.

En singular nos entendemos mejor ella y yo. En singular es como Dios unió nuestros Destinos. En singular llega ya la hora de la despedida. Si preguntáis algún día por mí a las personas con las que hemos mantenido (Ella y Yo / Yo y Ella) en qué nuevo lugar me encuentro podréis quizás saber que estamos junto a la ribera. Bueno. También se puede esribir rivera porque quizás no estemos junto a la ribera sino junto a la rivera. En estos mundos de los lenguajes humanos a veces ribera quiere decir margen y orilla del mar o río… o quizás tierra cercana a los ríos, aunque no esté a su margen… o quizás huerto cercado que linda con un río… o tal vez sólo casa de campo con viñas y árboles frutales próxima a las orillas de los ríos o cercana a la capital… y por qué no… puede ser la calle madrileña de la Ribera de los Curtidores. En estos mundos de los lenguajes humanos a veces rivera quiere decir arroyo, pequeño caudal de agua continua que corre por la tierra… o quizás solamente cauce por donde corre… o quizás estemos en la calle madrileña del general Primo de Rivera. Todo puede ser en estos nuestros mundos entre Ella y Yo y entre Yo y Ella.

Si alguien quiere acaso recordar sólo un poco de los que os dimos quizás recuerden nuestros nombres o quizás os olvidéis tan pronto de nosotros que hayamos sólo sido dos estelas sobre la mar que se fueron a un horizonte tan distinto que los aires son más fríos, el calor es más calor y el viento sopla de otra manera diferente. Porque, en el fondo de nuestra singular manera de vivir, todo es un sueño hecho realidad… una especie de milagro que cruzó por vuestra Región de Murcia para sembrar un poco… sólo un poco de amor suficiente para intentar remover la conciencia. Quizás por eso es mejor que no haya más despedida que el silencio de nuestro caminar hacia adelante, adentrarnos en el corazón de la Gran Ciudad y comenzar a ser, de nuevo, dos seres desconocidos a quienes muchos creen reconocer pero muy pocos encuentran.

Buscad en las fotografías de los recuerdos y quizás halléis alguna que os sirva para de verdad poder conocernos cómo somos en realidad. Posiblemente sólo hayáis conocido la punta de nuestro iceberg y ahora, cuando ya nos hayamos idos, podráis descubrir que es cierto lo del 16-18. Por eso os dejamos un 81-61 (pues la vida a la inversa es quizás mejor) que dicen así:

“Compartir el sueño es siempre una voluntad libre de seres humanos que se encuentran en un camino directo a las sensaciones internas. Se abren los pensamientos, se abren las mentes conjuntas y el sueño de los seres humanos se trasplanta, se empata, se conjuga en una sola dimensión. Entonces él o ella y tú y yo y los demás formamos una búsqueda permeable donde el sueño se nos convierte en causa común. Compartir el sueño, en esas circunstancias, sólo es ser tú mismo o tú misma en la dirección exacta que dicta tu propio corazón” y “Cosas de personas que pasean por la superficie de la piel como ovillos de sabores explícitos. Cosas bajo el amor de los puentes. Cosas de abrazos íntimos y silenciosos expirando atardeceres. Cosas de reunión. Cosas nuevas en poemas con rostro. Cosas de círculos fructámbulos. Cosas de patios donde se beben licores de manzana. Cosas para entender al alma y encenderla…”.

Nada más… porque es mejor sentir emociones que decir más palabras…

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