La sotana negra,
arrugada queda,
sobre almidonadas,
sábanas blancas,
en mi nuevo,
dormitorio,
de seglar.
Vaqueros azules,
raidos y usados,
visto ahora,
abandoné,
un mundo,
de oscuridad,
asomo mi faz,
hacia la luz.
La verdadera,
la de la mañana,
limpia y fresca,
con el sol,
en lo alto,
acariciándome
la cara.
Libre como el viento , viviendo la vida que tú deseas.
Un besote vorémico