Sentado dialogando con la razón
no intento pintar de color
el gran cuaderno de nuestra vida
ni bordar un gran lazo en mi solapa
sólo compartir con ella mi dolor
dejándome otra vez libre por mi imaginación.
Ya no basta saber la canción
que siempre suena en sueños
tapando la verdad
y nunca pide a tus ojos
que empiecen a mirar
sin ocultar el llanto del niño
que no sabe por qué llora
pero lo hace sin temor.
La ignorancia individual
no supone nada
cuando con la idea colectiva es comparada
cuando se suma al egoísmo de nuestra raza.
Quizás, bastaría con que cada uno
escogiera su mejor brocha
para firmar en la agenda del mundo.
Con la mía impregno estas letras
mandando un saludo
a vosotros;
compañeros de grandes logros.
Me gusta eso de “firmar en la agenda del mundo” que dices en tu cuarta estrofa porque suena a grafitti humano en una consecuencia colectiva. Quizás como el niño que llora sabiendo sólo que llora, escribimos sin saber más que una cosa: que nuestras letras son cuadernos de ruta para nuestras vidas. Sencilla reflexión poética que me gusta por sincera.