En mi barrio atravieso por muchas cosas, muchos sentimientos y situaciones de las cuales a veces río y a veces lloró como un desgraciado, ¡sí, así como la vida! Cuando vengo del trabajo camino por mi barrio, para despejarme, para cambiar la rutina, observar y ser observado, entender el comportamiento humano, el universo que cada uno somos, la interrogante, la rareza de ser como somos. Y navego por sus calles y aceras, veo tantas cosas. ¡Pienso en tantas cosas! Una vez, caminando, mirando, leyendo rótulos y lugares que me llamaban la atención con sus “banners” que llaman los del mundo moderno., detallé este lugar, era un centro. En el centro de humilde apariencia, sin grandes artimañas, ni costosas fachadas con extensivas reparaciones, vi a varias personas entrando y saliendo, de todos los sabores y tamaños, por decirlo de una manera. Vi jóvenes, adultos, mujeres, hombres, de todas las profesiones y de todos los trabajos, entraban con sus penas y salían con las de otros. Todos estos personajes que entraban tenían algo en común, un patrón, ¡un cuaderno bajo el brazo!
Llamado por la curiosidad y por el mismo amor a las letras, entré. De primera mano, vi en una pizarra informativa varias opciones, géneros. En ese instante sentí, que ésas personas les gustaba la literatura tanto… como a mí. Por lo que con más decisión continué explorando el sencillo, pero arrollador lugar. Al entrar vi a varias personas con sus cuadernos, unos anotaban y posteaban, otros leían y comentaban. Cálidamente, me permitieron leer y se dejaron confiar. Me sentí como rana en su charca, puerco en barro, pez en el agua, en fin. Lleno del ambiente, entendido por lo que leía, vi que yo no sufría solo, que yo no amaba solo, que yo podía entender y ser entendido. Los escritos no eran solo escritos, eran un más allá, eran una vivencia, alegre o dolorosa, hilarante o sensual, ¡eran VIDA! En este lugar, comparten, apoyan, ayudan, se conocen en su círculo de lecturas, que delatan la profundidad, no de personajes, sino de seres vivientes. A partir de ese momento, la pulpería del barrio, el parque y la escuela junto a la Iglesia, dejaron de ser mis lugares favoritos. Envuelto en el calor, la sencillez, y la realidad de cada quien me prometí no dejar el lugar aquél. Conocí a tantos que compartían lo mismo que yo por el lugar… ¡a tantos! Es que son… pensares diferentes, tan enriquecedor… una visión al inconsciente, metáforas a la vida, amores prohibidos o inalcanzables, noches frescas en algún lugar de la vieja y querida España, o viajes bien narrados al bello Ecuador, o pueblos en las costas, descritos tan vívidamente que respiro la sal, o de muertos que reviven para enterrarse tranquilos de manera jocosa y surrealista, o virus de internet que atraviesan lo virtual para mezclarse con lo real, espejos mágicos que cambian las miradas de las personas, una bella Carlota, un admirable Grekosay, un elegante Diesel, una Gema luchadora, un Ismael sencillo y grande, un Océano profundo, un Alma serena, una Lizeth que se extraña… tantos habían en aquél lugar, y todos tan llenos y vacíos a la vez, como yo, todos buscando lo mismo y volviendo por más.
Inmediatamente me hice en fila, para retirar y apartar un cuaderno para mí. Al salir, un rótulo, fuerte y sereno había en la entrada. Rótulo que memoricé y del cual me enamoré. “Vorem” en donde podía “escribir una vez y leer cuanto quisiera”.
3 comentarios sobre “WORM”
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Tu texto es de los que caldean el corazón, especialmente después de una semana, la pasada, en que parecía que nadie entraba por aquí a darse una vuelta. Y sí que han estado entrando, pero de puntillas y sin que se notara su presencia ni por textos ni por comentarios.
Gracias por nombrarnos, aunque tu calificativo de esta tu amiga no sea el más adecuado. Haz que te leamos más, Hacaria, no sólo tus encantadores comentarios sino tus textos. Ayúdanos a que este Centro sea más dinámico.
Un abrazo.
Cuanto me alegro de leerte Hacariaaa, te echaba de menos. Yo también estaba allí aunque no me hayas visto. Joooooo. Un abrazo. Alaia
Precioso el texto Hacaria y gracias por el adjetivo que me has puesto,espero merecerlo,… sobre lo de que últimamente no entramos en mi caso es que me he mudado y todavía no me han puesto Internet pero en cuanto llego a casa de mis padres es lo primero que hago entrar en este lugar donde todos somos distintos y a la vez tremendamente parecidos.Gracias también por confiar en nosotros y dejarnos leer tus textos.Un fortísimo abrazo