Yo no he venido a América para engañar a nadie.

Finales del XX o principios del XXI o, viceversa, principios del XXI o finales del XX. Sin perder para nada la compostura y con suma tranquilidad yo le dije: “Oiga, caballero, yo no he venido a América a engañar a nadie”. Ante el asombro del entrevistador agregué para dejar las cosas en su verdadero lugar: “Aunque aquí en América hay muchos que se creen que me están engañando cuando me hacen trabajar sin ninguna clase de contratos”. El asombro del entrevistador llegó a su máxima perplejidad cuando terminé de añadir: “Así que dígale de mi parte al señor Don Jaime, que es un caballero de verdad, que le agradezco mucho su ayuda pero que saldré adelante trabajando en lo que siempre he soñado y sin necesidad de palancas de ninguna clase”. Y el entrevistador quedó totalmente anodadado cuando finalicé haciéndoselo saber: “Para ser Gerente de un Banco no me he marchado de España dejando el Banco Hispano Americano de Madrid cuando ya me habían ofrecido un cargo de jefatura que rechacé con un par de lo que hay que tener”.

Enterado del asunto el Señor Don Jaime, le dijo a Lina en la primera ocasión que tuvo: “Tu hombre es un hombre de los de verdad, así que Diesel saldrá adelante por sus propios esfuerzos. Parece increíble pero es verdad que ha renunciado a ser Gerente de un Banco donde soy el principal accionista”. Puestas las cosas en su sitio, y que cada cual arree con lo que le corresponde arrear porque en sus pecados tienen sus castigos, 11 años más tarde, ya de vuelta en mi querida España y como dice mi Mágico Solitario, pienso que “si Obama lo ha dicho también es porque me lo ha copiado ya que yo lo dije mucho antes de que el mundo supiera que existía Obama”.

Brindando con media caña de cerveza, y sin querer meter caña a los demás porque para eso está Dios, cierro esta página de mi Diario con un: “Damas y caballeros, yo aprecio demasiado a América y por eso no he timado en América a nadie; cosa que muchos americanos no pueden decir”.

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