Todos levantaron la cabeza al escuchar su paso molesto y ruidoso. Marta dejó de leer y a Julián se cayó de la silla. Miguel levantó la cabeza y bostezó. La sala se había convertido en un verdadero lío. De repente, alguien gritó:
-¡ No soportó que esa mosca entre sin carné en la Biblioteca ¡
¡Nunca se dé por vencido!
Le pidieron el carné y resulta que la mosca era la más antigua de todas las visitadoras de la biblioteca. Usuaria numeraria de la misma, posó sus patas sobre el anaquel de los libros y exclamó !aquí estoy yo para lo que haga falta!. Muchos la persiguieron con un tomo de Maquiavelo (El Buen Principe quizás) con el firme propósito de convertir la biblioteca en un verdadero lugar contra el calor del verano.
jajajajajajajajaja. Bestial!!! Salvaje!!! Fascinante!!!
Un mente brillante la tuya, grekosay.