DIARIO BLANCO (2).- Cuycuycuy

El señor Montalvo de la Palacio hace cuycuycuy a la señorita Valencia de la Baraño y, mientras tanto, mi amigo Jorge está que arde; tanto que quiere tomar al señor Montalvo por la tripa y zarandearle contra la pared hasta que la cal se le quede impresa en la espalda y el señor Montalvo le acoquine los ciento y pico dólares que le debe… y, claro, la señorita Valencia de la Baraño le recrimina al señor Montalvo de la Palacio y por eso éste la hace cuycuycuy, escurre el bulto y ya no va a misa a disfrazarse de santo varón.

Hace frío en la barriada. Son los últimos estertores del invierno. Y mientras el señor Montalvo de la Palacio sigue sin pagar un sólo centavo a Jorge, Ángel, el guardián de todos nosotros, deambula de un lado para otro con su carabina bien dispuesta. Sigue Leyendo...

Reflexión para un lunes de Mayo

Despertemos ante las gracias inmensas que la vida nos otorga. Eiijamos quiénes son los destinagtorios de nuestro amor y miremos con calma la impaciencia de los que sólo se aman a sí mismos. El Sol está ahí. ¿No habéis sentido su luz como una caricia? ¿Qué otros aditamentos han añadido a la vida? En mitad de la hierba procuremos no pisar las flores. En medio de las plazas respetemos el agua, la fuente y el árbol. Semos parte de una colectiva que mide sus grandezas por los saludos de la mañana y los de la tarde. Y cuando se enciendan las farolas, mirad las nubes y alcanzad su plenitud, porque tan sólo el milagro se ha ocultado para resurgir de la mano generosa de un mundo que se regenera del dolor. Sigue Leyendo...

El amigo imaginario

Ingresó en nuestras mentes con su tesis de Relaciones Interpersonales recién elaborada y allí, en medio de las neuronas del cerebro, celebró sus primeros discursos en medio de las infantiles propuestas de juegos pirateriles en donde él siempre resultaba ir un poco más allá de nuestra conciencia y, grillito de las emociones ocultas, contestaba a nuestros primeros coloquios sintomáticos de la pubertad, de la edad de los descubrimientos. Y nos hacía el favor de dejarnos capitanear la carabela aquella en que nosotros nos íbamos deslizando como por un tobogán de aprendizajes coetáneos. Sigue Leyendo...

Crimen imperfecto

Lo disfrazaste como un accidente, pero has sido descubierto. No te ocultes más: estás acusado. Reconoce tu fechoría: admite tu culpabilidad.

El criminal, amigo lector,… eres tú. Recuerda cómo fue el delito, aunque hayas escapado de la justicia, por el momento. Ha de reconocerse que tenías una buena coartada: estabas lejos (en el otro hemisferio) y no conocías personalmente a quien mataste. Pero tenías un móvil: te convenía su muerte, por puro afán materialista de un mísero dinero adicional en el bolsillo.

DIARIO BLANCO (1).- Quisiera…

De muy pequeñito, de cuando no se tiene conciencia del peligro porque nosotros mismos somos el peligro, de cuando el miedo no existe más allá de la cobija de la cama… quise ser torero y, en las fiestas navideñas, andaba yo siempre dando capotazos al perrito casero y al mono de la botella de anís. Después, cuando ya la conciencia avisa de que un toro no es un mono anisado o un perrito faldero, quise ser futbolista para marcar goles en el estadio de las fantasías de mi adorada ensoñación y, muy pronto, cuando la poesía hizo estragos en mi blanca mente matinal, quise ser poeta, escritor, periodista de sucesos extraordinarios… Sigue Leyendo...

Amoroso pálpito

Te contemplo leve y a escondidas
corazón encendido por las luces
y no te das cuenta de que observo
el presuroso silencio de tu pálpito.

Unido a mi secreto más interno
queda tu jardín henchido de poesía
y en la hiriente madrugada del invierno
un espacio azul se me convierte en vida.