Para sentir que no muero…

Quiero elevar la voz en medio de la tarde
crepúsculo abatido de la vida…
quiero elevar la voz y no puedo
más que sentir la triste despedida…

Para sentir que no muero de abandono
me siento en el borde de la vida misma
y quiero elevar la voz a los abismos
que encuentro al lado de esta sima.

Réquiem por una madrugada

Amanecía detrás de las cortinas donde el misterio habia dejado prendido un hálito de aromas nocturnales. Ella tenía aún los labios entreabiertos, con un resto de rojizo carmín todavía húmedo por las lágrimas anteriores. Yo sabía que eran los últimos latidos de un momento tan pasajero como el vuelo del quetzal. Tras los cristales, la umbrosa perspectiva de los geranios bailaba en las macetas de coral.

-¿Por qué te tienes que marchar?.
-Porque los hombres sin destino sólo somos pasajeros del romance…

Ella entonces recogió su pelo alborotado en un capullo de insomnios. Sigue Leyendo...

Don Oswaldo (Y Tercera Parte)

– !Es verdad!. !Ahora me acuerdo!. !Felisa!. ¿Cómo no recordarla?. !Cómo me la arrebataste, bribón!. Pero… ¿qué fue de ella?.
– Felisa Alvarez Cienfuegos se marchó al día siguiente hacia Michigan, en los Estados Unidos, porque su padre, el famoso pintor, decidió trasladar su taller artístico a la ciudad de Detroit… mas todavía conservo, intacto, el Atlas de Geografía Universal que me regaló aquella misma tarde, paseando por el parque de el Ejido, con una cruz marcada sobre el lago Eire.

Don Oswaldo (Segunda Parte)

Día lectivo en el viejo Quito. La maestra traza en la pizarra la frase: ¨Lucho quiere mucho a su mamá”.

– !A ver, Oswaldito… díle a tus compañeros y compañeras dónde está el sujeto!.
– Doña Clotilde, el sujeto todavía no aparece.
-¿Qué dices, Oswaldito?. El sujeto es el animal, persona o cosa de la cual se dice algo…
– Eso es lo que yo pienso, Doña Clotilde… el sujeto es ese animal, persona o cosa que ha degollado ayer a dos jovencitas en las cercanías de Babahoyo… pero dice la radio que todavía no se sabe quien ha sido el autor. Unos creen que un lobo hambriento; otros dicen que un delincuente recién salido del penal y hay quienes piensan que… Sigue Leyendo...

Don Oswaldo (Primera Parte)

Sube Don Oswaldo, como todas las mañanas, camino de la panadería y sus sempiternos encuentros con la enosñación. Sube con su bastón apoyándose suavemente en el duro empedrado de La Gasca y, de vez en cuando, detiene su lento y pausado caminar para levantar la cabeza y observar a la pimpollera mañanera que todos los días le dedica una sonrisa especial. !Don Oswaldo siempre con su ensoñación!.

Es día fresco y, a la sombra de un velador, Don Augusto, el jubilado arquitecto de la Municipalidad, dibuja sobre un ancho papel de pergamino, los últimos detalles de su penúltima construcción. Don Augusto es otro veteranísimo de las lides existenciales de aquella época no conocida por nosotros en que llevar una flor en el ojal de la chaqueta dicen que suponía estar enamorado de las sonrisas. Sigue Leyendo...