La langosta se viste de sombra
Y mantiene su avaricia activa
Descabezando por todas partes,
a las honradas hormigas
El león cobarde viste
Coraza de astracán
Para dejarnos a todos vendidos
Por un pequeño trozo de pan
La cebra con sus rayas
Pretende vivir discreta
Mas pendiente de los asuntos
Que a sus oídos tienta
Si sientes…
el calor del sol acariciando tu piel
y al viento meciéndote en arrullo
cual si fueran añoranzas de papel
en el vibrar del oído ante el murmullo
cuidado, el amor llega a tropel
Europa es un bosque optimista. Todo tiende a una igualdad, a una unidad, a un sentido de hermanamiento…que en su Bosque del Optimismo Francia ha roto. Pero los niós aprenden muy pronto a decir No, y sus razones, muchas veces son las propias del No (las no razones). ¿Qué haremos hora ante el dilema? Nos sorprendemos de lo mucho que todavía queda flotando en el aire de los largos viajes del Papa ausente. Europa se acerca hacia otra primavera y Roma calla. Sólo Francia se aleja del acuerdo de los demás y dice no, rompiendo así el gorjeo de sus pájaros, pobladores del Bosque del Optimismo. ¿Deberemos decir más veces No? Sigue Leyendo...
La propia infancia es un país, o, al menos, debiera serlo; lástima que, al crecer, perdamos la nacionalidad…
Los años de la niñez son para cada uno de nosotros los tiempos más fabulosos de la historia. He vivido intensa y constantemente en el recuerdo de mi propia infancia, siempre presente en mi alma. Con el transcurrir de los años, he llegado a tres conclusiones, que quisiera compartir con los supuestos lectores que en algún sitio pudieran aparecer.
Tiene nombre de cuadernillo de poemas con sabor a niñez. Pero es una escondida aldea ubicada a siete kilómetros de Cuenca, siguiendo la carretera que bordea la Hoz del Huécar, que termina en el poblado de Palomeras, después de haber arrancado desde el Puente de San Pablo, frente a las famosas Casas Colgadas y el Museo de Arte Abstracto. Molinos de Papel. Nombre romántico, con sabor a antiguo romancero castellano, de pequeñas infancias jugando, en las orillas del río, a intrépidos baños en los remolinos, junto a niñas alegres y risueñas que holían a espliego, jara, tomillo y avena. Sigue Leyendo...
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