Tu rostro habla por tí

Hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa. El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de subirlas se encontró con una puerta semiabierta, y lentamente se adentró al cuarto. Para su sorpresa se dió cuenta que dentro de ese cuarto había mil perritos más, observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos. El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los mil perritos hicieron lo mismo. Posteriormente sonrió y ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que los mil perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él. Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando para sí mismo: “¡Qué lugar tan agradable, tengo que venir más a visitarlo!”. Tiempo después otro perrito callejero entró al mismo sitio y al mismo cuarto, pero este perrito al ver a los otros mil perritos del cuarto, se sintió amenazado, ya que lo estaban mirando de una manera agresiva. Empezó a gruñir, y vió como los mil perritos le gruñían a él. Comenzó a ladrarles ferozmente y los otros mil perritos le ladraron ferozmente también a él. Cuando este perrito salió de aquel cuarto pensó: “¡Qué lugar tan horrible, nunca más volveré a entrar aquí!”. En el frontal de aquella casa había un viejo letrero que decía: “La casa de los mil espejos”. Los rostros del mundo son como espejos. Según seamos, así vemos. Sigue Leyendo...

!!!Vorem… Vorem… Vorem!!!.

Suenan los tambores del corazón de los poetas,
las poetisas fabrican melismas de algodón
y brotan
musas y duendes junto al fogón.

Arde la letra ardiente
al compás del aguardiente
con su canción;
las raudas mariposas de Occidente
embellecen el rincón
y todo el Vorem se alza combatiente
con su corazón.

Jugando al parchís con Gloria (en especial para Sandy)

Yo era un jovencísimo estudiante universitario, con miles y miles de floridos sueños en el cerebelo, con ansias de caminar y conocer (siempre la mochila a cuestas) todos los lugares y las albas que mis ojos animosos pudiesen descubrir… lunas de oriente, puestas de alta mar, charlas con los segadores, montar en camello por las dunas… todo entraba en mi morral… buscaba un sinfin de experiencias que yo quería acumular para tener qué contar a los colegas; cuando, de pronto, por esas cosas extraordinarias del Destino, conocí a Gloria Fuertes que había ido a la Facultad para un simposio de poesía. Sigue Leyendo...

El beso de las amapolas

Ríe el joven árbol de la rotonda,
en su sombra bailan los gorriones,
hay un trinar continuo de alondras
y siento el latir de mis palpitaciones.

En medio de un coro de pasiones
canta un grupo de niños a estas horas;
un nido de álgidas esporas
inunda el espacio de las flores.

Yo te beso… te beso los colores
de tu rostro repleto de amapolas.

Silencio intencionado

Uno de los más esperados inventos está a punto de comercializarse, con la mejor música de todos los tiempos.

Sin inventores no existirían los inventos, pero además los creadores son mucho más interesantes que sus creaciones. La vida de Thomas Alva Edison, por ejemplo, es más fascinante que una simple bombilla de incandescencia. Antes de explicar un nuevo producto creado conviene destacar la biografía de su autor.

El padre del “muro de silencio” es Danny Hillis. Otrora niño prodigio de la informática, el presidente de la Thinking Machines Corporation es un inefable gurú de la tecnología, un futurólogo reconocido y un renacentista contemporáneo con dosis masivas de ese escaso “sentido común”. Hillis ha colaborado con empresas como Walt Disney, AT&T, Xerox, Kodak, IBM o Hewlett-Packard. De su imaginación y de su sabiduría provienen la Connection Machine, el primer superordenador comercial con arquitectura de procesamiento masivo paralelo creado entre 1983-1985 (cuando era un veinteañero doctorando), y el reloj del Milenium, un artefacto de Silicon Valley (EE.UU.) que marcará rigurosamente el tiempo durante los próximos 10.000 años. Sigue Leyendo...

Cuando el micrófono sufre junto a tí.

Compis del Vorem. Amigos y amigas de esta simbiótica anhelancia de sentires colgados en las encinas del aire… ahora estoy embarcado así, de pronto, de imprevisto, tan inesperadamente como la llegada de la primavera, como el caliente sol que la desplaza, como las lentas caídas de las hojas del otoño y como los gélidos sufrires invernales, en un programa radiofónico. Y yo tomo el micrófono y lanzo proclamas al viento de las ondas mientras al otro lado, un mogollón de gentes escuchan. Y siento el latir de sus voces cuando hablan conmigo. ¿Hay lugares para la esperanza donde cobijar al niño de la calle que duerme en un soportal o a la mujer golpeada y abandonada por el estúpido machismo hemisferial, o para el hambre de muchos versus la opulencia de unos pocos?. Me pregunto continuamente mientras les intento consolar con mil y unas palabras que se agotan… que se hieren de nostalgia y de sinceridad… que calan en lo hondo de los escuchas… pero el abandono, el maltrato y el hambre siguen ahí. Y se introducen en mis células cerebrales mientras hago esfuerzos para no llorar… Sigue Leyendo...