Ante ti

Madre Tierra, que soportas mis pasos,
que alimentas mi vida,
que serás el ocaso, lo último que vea,
para volver a ti
en un mutuo abrazo.
Ante ti
mi palabra te reza,
porque sin pedirme nada,
me das la belleza
de estar en tu seno,
sin pedirme nada,
dándome el consuelo
de un día y otro día.

Cerrar los ojos y tocar el cielo.

Como los hermosos árboles de las selvas,
elevándose hacia la luz y atrapando nubes,
culminando la cúpula del verde prodigio
que ensombrece la tierra en íntima armonía.
Cerrar los ojos y tocar el cielo, donde sólo habitan
los sueños perdidos, escondidos de cuerpo;
ángeles inventdos por los niños más pequeños,
tulipanes con sonrisa y girasoles risueños.
Ronda de nacimientos, silencios…
Cerrar los ojos y tocar el cielo,
o la tierra, o el aire o el mar…
alcanzar el instante en el que nadie es nada más
que su prodigio escondido Sigue Leyendo...

Humano, cada vez más humano.

Ayer me encontré con una compañera que tuvo que dejar el trabajo por estar embarazada. Era incompatible para su cuerpo la vida entre el tumulto de las voces y ese dejar que su feto se derrollara en forma armoniosa. Ayer estaba radiente. Su vientre le daba un derecho impuesto por la naturaleza para que todos nos dirigiéramos a ella con cariño y afecto. Había regresado, después del largo verano, con el fruto de su vientre. Siempre me ha gustado comparar el vientre de una mujer embarazada con el Grial. ¡Qué mayor fuerza puede contener lo humano, sino lo más humano!
Es maravilloso descubir las diferencias entre todos. Cuando imagino que jamás podré sentir lo que mi compañera siente…descubro que muchas tareas, en esto del vivir, están destinadas a determinados seres. Al igual que una rosa es incapaz de no ser egoista y bella y alcanzar un histórico narcisismo, hay personas que bordan el ser humanas, cada vez más humanas y cuando llego a este punto no me hace falta formularme demasiadas preguntas existenciales: se es, y quizá sea suficiente. Sigue Leyendo...