La envidia es ese mecanismo psicológico que no permite que nadie tenga ni sea mejor que uno.
“¿Por qué él y no yo?”, se pregunta el envidioso que no acepta el triunfo ajeno, sobre todo, cuando sabe que la persona envidiada es alguien que un día no tuvo nada y que otro día llega a tener todo, como ocurre en el cuento de La Cenicienta o El patito feo.
No hay nada más envidiable en la vida que la suerte de quien posee el juguete que uno mismo quisiera tener. De modo que en esta competencia abierta, en la que uno ambiciona ser y tener lo que es y tiene el otro, es casi natural que el envidioso busque por todos los medios la caída de su rival, impulsado por esa creencia innata de que nadie es tan capaz y perfecto como uno mismo. Sigue Leyendo...
Lo supe siempre; lo sabía.
Estabas a mi lado y comprendía
tu acento, tu mirada,
tu armonía al caminar sobre la playa.
Lo supe siempre y cada día
eras mi luz, mi guía presente,
ojos de mirada alegre, sinfonía
de latidos que sabía presentir
en el silencio de la noche,
en el vivir de cada día.
Porque tú eres la luz,
la luz más viva
que asombra con su espacio de amor
cuanto domina.
Te regalaría una estrella
para que guíe tu vida.
Te abrazaría en los momentos de tristeza.
Te cantaría dulces melodías
para hacer nacer en tu alma la ternura.
Te contaría un cuento de hadas
y duendes hasta que al fin te duermas.
Hay personas que se creen que la vida es una carrera…con boxes y todo…no te creas…
Hay personas que se creen que los demás somos gilipollas (en el más amplio significado de la palabra) o algo así y que no nos damos cuenta de las cosas…¡ay!¡cuán equivocados están!…
Por ejemplo,hay gente que copia a otra gente…¿por qué?¿por envidia?¿por querer aparentar algo que no son?¿por que desean lo que otros tienen y no pueden conseguir?¿por falta de ideas propias?…pero es que además…¡no te creas que se cortan un pelo!¡es descarado!desde luego…¡qué cojones tiene la gente!
La vida no es una carrera,ni tampoco una tómbola como dice la canción…la vida es una sucesión de hechos…unos nos tocan por azar y otros son las consecuencias de nuestros actos.La mayoría,son éstos últimos. Sigue Leyendo...
Hakkari Dag, 10 de octubre de 2005: Sadam y los kurdos
Partimos hacia las montañas. Cabalgata. Nos han preguntado si sabemos montar a caballo. Nos defendemos medianamente bien. Yo aprendi de niño gracias a las enseñanzas de mi padre en el campamento de Hoyo de Manzanares. Eran tiempo del famoso jinete Paco Goyoaga, que era amigo de papá. El caso es que, ahora, nos defendemos lo suficiente para no caer desbocados por entre las peñas. Estamos en el Hakkari Dag, muy cerca de la frontera con el Kurdistán irquí. Los kurdos son formidables jinetes desde los tiempos más remotos de su antiguedad… Sigue Leyendo...
dulce amor mio ,en esta cancion
vengo a entregarte
la otra parte de mi corazon,
que ayer se olvido
amada mia, dulce poema sobre la arena
le escrivi a una estrella pidiendo tu corazon.
y entre mil estrellas guiado por tus manos
sin brujula o timon te estrege el corazon
estre arena y cielo gaviotas y tu cuerpo
la briza nos descubrio acariciando una ilusion ,— somos tu y yo
un poema que el tiempo olbido
un idilio marchito de amor, que entre la arena revivio. —y vivir,
poco a poquito llegar. con un beso detener el mar,—porque amor,
amarte es un arte,amarte es confesarse ante Dios,—y vivir— Sigue Leyendo...
Esto de vivir se va fragilizando cada día más. Me sorprende que siempre pensemos que estas cosas suceden muy lejos de una ciudad tan “chic”. París es antigua y tiene un mundo dentro de otros muchos mundos. El resultado de siglos de actitudes silenciadas…sale a la luz con el fuego y un inmenso y descontralado destructor en la noche. NO me sorprende que se llegue al límite de ciertas situaciones, pero me asusta que no se tenga en cuenta la necesidad del diálogo, porque para muchos, las palabra sobran cuando la fuerza está en sus manos. Si pretendemos crear un mundo de alto nivel, de seguridades hasta en las papeleras, de controles exhaustivos, de obviar la pobreza endémica…no se anima a la paz, sino que se desestabilizan las pocas razones que quedan y Arde París, dejándonos sin final de la película y con la boca abierta. Sigue Leyendo...
A veces hay un momento en que nos entra la tristura, que no es exactamente un momento de tristeza, ni tampoco se puede decir que sea melancolía sino, más bien, algo así como añoranza o, quizás, nostalgia. Entonces entramos en una especie de pequeño vacío recordando algo que quedó inconcluso en el pasado. Quisiéramos, en ese momento, retroceder en el tiempo para terminar aquello… pero el tiempo pasa… y nos sentimos pequeños e insignificantes ante la grandeza de su magnitud. Muchos dicen que esos momentos de tristura suelen ocurrir cuando cambia el clima de la atmósfera, cuando pasamos de una estación a otra. Puede ser. Lo cierto es que ese momento de tristura, que no es tristeza ni melancolía, sino añoranza o quizás nostalgia, envuelve en una membrana misteriosa a nuestros sentimientos. A veces la tristura es inevitable… Sigue Leyendo...
Y sus temores se hacían fuertes,
tanto como sus errores,
y el pasado;
que le abordaba
sin compasión a su alma,
un alma que perturbada
no deseaba amar nuevamente
porque ya estaba amando,
y su amor era único amor
de amar más y siempre,
pero él, sentía que lo perdía…
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