La última respuesta

Busqué siempre una última respuesta al por qué de todo esto… de todo el viaje buscando la síntesis de la naturaleza de las cosas y de mi propia existencia. Nunca la encontré. Siempre hallé una nueva pregunta, un nuevo interrogante que dejaba abierta las compuertas de par en par, siempre una nueva propuesta por saber, un nuevo descubrimiento por sentir… siempre una duda latente para hallar esa respuesta definitiva. Y es que no hay ninguna clase de respuesta final. Siempre queda flotando una nueva pregunta y al final te das cuenta de que perseguimos respuestas sin darnos cuenta de que estamos perpetuamente hallando preguntas a cada paso que damos en este adentrarnos en el corazón de la síntesis de las cosas y la naturaleza humana. Ahora que reflexionamos sobre la Paz, que es una de las cosas más sustanciales de nuestras existencias, quizás debamos volver a reinterpretar la esencia de los humanos. Posiblemente acabará la vida sin haber hallado la respuesta final… pero mientras tanto es deber ineludible seguir haciéndonos preguntas sobre la Paz y sobre todos los profundos sentimientos que tantas vidas humanas han derramado en sus búsquedas finales. Sigue Leyendo...

MI paz de cada día.

Salían del colegio con una paloma en la mano. La paloma era de papel, pintada de colorines. Una paloma diferente a todas, ni viva ni muerta: una paloma en el papel pintada. Salían hablando de paz. Me sorprendió ver sus caritas de niño y la paz en su manos en forma de paloma. Les hablaron de la paz, de la paz de cada día. Por la tarde la merienda. pan con chocolate o cualquier cosa que dé sabor a sus cuerpos. Cerca de la escuela, la papelera comenzó a poblarse de papeles y palomas, de palomas de verdad picando los trocitos de bocadillos tirados. Las madres hablaban. Los padres paseaban por el barrio. Fútbol y más fútbol, nadie se fijaba en las palomas, ni en los niños. Pensé en mi paz de cada día. Elegí dejar el momento. Volvería el próximo año a pasar por las mismas papeleras donde nuevas palomas volaran hacia el horizonte de una ingenua esperanza. Sigue Leyendo...

La Paz se fundamenta en un derecho.

No hubo nunca paces en la historia, queno estuvieran marcadas por las guerras. La guerra es la forma en la que el ser humano alcanza su mayor y desgarradora voluntad de poder. Nunca es justa una guerra sin un diálogo que transforme el conflicto. Nunca es lícita una paz impuesta, con cientos de muertos cada día. La Paz supone avanzar sobre el derecho de todo ser humano a venir a esta Tierra para crecer y encontrarse a sí mismo. Somos como hilos de seda, frágiles hasta en la inteligencia de descubrir que la vida no puede seguir siendo el banco de pruebas de ningún grupo de poder. No es lícito devastar la Tierra y llenar los botiquines de “maravillosos re medios contra lo desconocido”. Cada capítulo de la historia ha implicado al ser humano con la sangre y la destrucción, quizá no hemos sido capaces de reconocer este río subterráneo del “ojo por ojo” y todavía se mueven las manos negras que niegan el pan, que engañan con organizaciones en nombre de la Paz, de reinados plagados de visionarios. La Paz es un derecho a la vida, a la existencia solidaria y al crecimiento en armonía del hombre con la Naturaleza. Es voluntad de todos y mucho más de aquellos que han muerto por la paz o han sido denigrados en su lucha. Sigue Leyendo...