Consejo y ejemplo

El camino del consejo es largo y lento; el del ejemplo, breve y serio. Las palabras son enanas; los modelos, gigantescos.

El mejor modo de predicar, el más eficaz, es el buen ejemplo. El ejemplo es la principal escuela de la Humanidad, porque procura una lección que todos aprendemos. Pero los buenos modelos no son famosos, no son noticia y no aparecen en las portadas de prensa o en los informativos de televisión, que prefieren destacar lo problemático y lo negativo.

Como Hielo…

¿Como puede ser que el amor, a veces
llegue a ser tan frío?,
Donde se forman bloques de hielos
Escarcha, que se adhieren al corazón…

Se esta enfriando y se congela
Débilmente late sin fuerzas
Una pulsación suya, es un escalofrío
Que lo hace tiritar por si entra en calor…

Revelaciones en Vorem

Revelaciones:

Punto Alfa.

“Comenzamos por dar a nuestras manos esa autonomía que el cerebro precisa: dibujar las palabras, transcribir los pensamientos.
Cre en lo que escribes y deja que discurra el texto, que cada palabra forme parte de la idea. No es un ficio, en Vorem…es una huella con la que se inicia un a nebulosa de nuevos textos, de sugerencias, de convivencias virtuales”

Una mujer, un árbol y una cadena

Recia, rubia y altiva,
con la sola expectativa
de evitar la insana tala.
Tita Cervera Gana,
ese decir popular:
¡Que viva otra vez la Pepa!
Cadenas de oro la amarren
al platanero más alto,
que ya conoció lianas y tarzanes.
Consentir estos desmanes es desmesura,
la espesura del paseo es para el pueblo
y para el árbol y el Museo,
que con todo gana algo.

Sollozo

No le interesó la idolatría consensuada, ni le concernió permanecer en esos inicios, ni quiso saber cómo quedarse. Los aullidos de la gente formaron causa para su sollozo. Se supo marginado y marginado siguió con su lento camino por entre la muchedumbre.

A la esquilmada tierra

Disipa la tierra su sed y hambre
en el presente de la piedra herida
cuando, yerma la atmósfera hundida,
el cielo sonámbulo la llave abre.

Qué fea se ve la muerte del sabre
que, convertido en ceniza perdida,
en nada se queda su antigua vida
y a nada su sustancia sabe.

Olvidada la selva antes tupida
de poesía apagada y ya vencida
hoy es sólo un recuerdo grave.

Y la tierra gime convertida
en mustia llanura desabrida
sin agua, sin árbol y sin ave.

Cara de Indio.

El orgullo del Gran Cañón estaba dibujado en sus ojos. La mirada dura, fría e inquietante. Pestañas oscuras, cetrinas, abigarradas con la precisión de una pluma de cuervo. No lloraba, porque no se partieran las montañas. Reía con la carcajada limpia de quien aún camina descalzo por entrelos cáctus. Su orgullo era como un cuhcillo afilado: te rozaba y el silencio se hacia, como la noche se hacía, como la tristeza e hacía. Guardó silencio porque alguien le llamó niño orgulloso. Se puso su chamarra de lona, su mochila al hombro…dio la vuelta: no dijo nada. Sigue Leyendo...