Al intentar ser una especie verdaderamente “humana” en camino de la independencia del ser en cuanto a fin “interno”, nos encontramos la esencia de esa Mariposa Azul que es siempre inherente a las probabilidades de iluminación espiritual (más allá de lo meramente religioso) donde la presencia de la síntesis de la vida es mucho más que un simple aspecto ético. Es la Mariposa Azul la búsqueda de un ordenamiento “superior” de nuestras vidas (ejercicio de filosofía zen que se centra en el reconducimiento de los sentidos) que se entiende no como un vulgar empirismo filosófico más ni tampoco como una pura religiosidad filosófica procedente de algún profeta divinizado. Esa Mariposa Azul es, para mí, pensamiento profundamente simbólico pleno de inpermanencia, pleno de sustancialidad también, y sobre todo un kármico hallazgo en el que el alma se virtualiza bajo la perspectiva evolucionada de la voluntad propia. Sentir a Dios no como una proyección de la “lógica” material sino como un “ver” la luz y “ver” un pensar. Probablemente una respuesta para una actualidad humana que se implica en multiplicidad de planos paralelos. No dependemos de una revelación divina sino de una naturaleza esencialista. Y esa esencia es lo que verdadermante nos diviniza los sentidos. Luz. Momento. Camino. Supremacía de la realidad expresada a través del karma.
Archivo por días: 16 mayo, 2006
¡¡¡Sigue Vorem!!! Jamás lo clonaremos.
¡Venga! He llegado urgente y una compi de la uni me ha dicho que cerráis el final de esa historia que surgió allá…en una etapa muy previa. ¿Y por qué? anda la gente con ganitas de apuntarse a esos culebrones/participativos/colectivos/capitulares…y nosotros, pegamos un corte y la historiaza, en vez de crecer y madurar hacia lo bíblico, sin ser tocho…, pues que se acaba. ¡ Un voto de censura a esta falta de sentido común!
Bueno…he dado un vistazo y veo a gente nueva. Hay textos que ponen los pelos como escarpias…¡¡¡Un flash amoroso de esos que te dejan como empapelar cincuenta carpetas!!! De todas formas somos, y digo somos, porque aunque me haya ausentado una eternidad he seguido vuestro rastro sutil. Si tuviera más tiempo, pero no puedo prometeros nada. ¡Sugiero!
Trabajo de noche.
Dinero. Es la medida de casi todo, o de todo. No podemos escapar de su poder, ni de su atracción fatal. Trabajo por dinero, en un curro extraño y que no tiene que ver nada con las imágenes de las películas americanas. Es un trabajo duro, constante, ausente de luz y lleno de olores a calle y ncturnidad recurrente. No he cruzado palabra con otros compañeros. Soy ese accidente silencioso que no fuma, porque no le da la gana. La noche no acaba nunca. Tiene ese desgarro eterno que la condena a ser cama de los condenados, de las putas, de los polis que pasean la gorrita y el cinturón de cuero. Dinero. habrá que ganarlo para toda la vida. Nadie vive por ti. Por eso tengo un sentido insolidario con quienes prometen la Luna a cambio de poco. Acabará el mes y se repetirá la historia. Trabajo basura. Trabajo basura el del político bufón cobrando parné y haciendo el chorra en mitad de la tele. Ese sabe que naciendo payaso paga menos impuestos. ¡Dinero! Alguna vez, en alguna esquina.
Échate sobre mi pecho…
Échate sobre mi pecho
Úsalo como almohada
Reposa tu cuerpo en mí
Como si fuese yo la cama.
Acomódate a tu semejanza
No soy blanda, y si dura,
Incómoda, tal vez un poco,
Aunque luego te acostumbras.
Mira a ver si te gustan
Las sábanas color carne
Esas que nunca se quitan,
Y que siente otras carnes,
Suaves, transpirables,
Sensibles y delicadas.
Por vos
La Mariposa Azul
En esta existencia se establece una dicotomía, o…¿por qué no?, se estructuran planos paralelos. La necesidad de vivir la existencia material nos compromete con aspectos importantes: la existencia, la salud, el deseo, los sentimientos, las emociones, la dicha y la desdicha. Son planos determinados por nuestra naturaleza original.
Recuerdo haber vivido una etapa amplia de compromiso filosófico con el Budismo. El cascarón de un cristianismo ramplón e incoherente, se desmorono un día como un castillo de arena. Mi opción fue mental, claramente intelectual y filosófica. Esos largos años me enseñaron a convivir entre la existencia física y el profundo juego de existencias mentales: el mundo somos nosotros y creamos la realidad, como destruímos los sueños en favor de un “yo” más aséptico y kármico.
El amor.
La lluvia.
Cuando la lluvia cae, cae sin cesar y mientras la rogamos y nos disculpamos por nuestro derroche… tu te haces la vacilona.
Eres asi, nadie puede obligarte a cambiar. Si te enfadas hasta puedes llegar a matar. Si eres dulce, nos recuerdas a bailando bajo la lluvia, en una noche romantica caminando por las calles de Madrid bajo un mismo paraguas.
Y asi, agarrado de tu brazo nos azota el temporal.