Epístola Moral

Cuando obligado a ser creyente iba a misa los domingos, encontraba cierto encanto a los textos que se leían. Fascinante el hecho de que existieran los Efesios y que un tal Pablo de Tarso les escribiera, casi les provocara para rebelarse contra la inmoralidad imperante. Recuerdo….”En aquél tiempo dijo…” Don Pablo tenía ganitas de jugar a las guerrillas urbanas.
Siempre he valorados estas clases gratuítas de literatura universal. Eran momentos de verdadero interés, donde si la voz del lector era clara y su dicción fluía…todo era creible. Llegada la Semana Santa…la escenificación de la Muerte de Jesús alcanzaba momentos de verdadera calidez dramática. Recuerdo a Carmen, una vecina gruesa y perspicaz leyendo fragmentos del evangelio y siendo la virgen María, cuando tenía cinco hermosos hijos y de virgen muy poco, más de mártir. Sigue Leyendo...

Sueños en rumbo

El semáforo me guiña peligrosamente su ojo amarillo y… el muy desgraciado!! Con su insolente pupila roja me detiene violentamente. El conductor del auto a mi derecha parece que no tiene prisa alguna. Se lo ve relajado, hasta canturrea! Claro, con semejante auto, seguro que es uno de esos ejecutivos o empresarios platudos, manga de ladrones que lucran a costa del pueblo, a costa mía, de mi esfuerzo, de mi miseria. Pero ya verán! Eso está por terminar. Ya verán. Uff! Qué calor! Me estoy derritiendo. Y el semáforo maldito sigue en rojo! Como si uno tuviera toda la vida para esperar. Como si yo pudiera seguir esperando! Y este asqueroso calor! Pero el pituco de al lado ni se entera; claro, en su auto brillante, con su regio aire acondicionado y su música de cd y su ambientador de pinos y brisa marina… Esa es vida. Pero ya verán. Al fin, amarillo… y en tres golpes de corazón, ya está! Verde, eso es. Vamos, vamos alma mía. Sigue Leyendo...