Las votaciones estaban cerca. Votaciones para alcaldías. Alguien a quien elegir como el mejor, el más adecuado, el más justo. Le habían regalado una visera roja y una pegatina. Se sentía reconocido como ciudadano. Espera ansioso el día en el que conocería el gran misterio de votar, elegir y ser un voto. Esa noche encendió la tele y vio un debate. Su posible alcalde gritaba airado diciendo del contrincante una y otra otra vez que era vital el voto extranjero, el voto inmigrante, el voto útil. Él lo era pero se sentía miembro de un barrio, colaborador de una causa, y a la vez extranjero e inmigrante. Su alcalde insistía en llamar mano de obra, voto útil, necesidad de un aumento en la población activa. se sintiço tan defraudado como su visera roja, como su pegatina multicolor. Apogó el televisor y sonó con no votar nunca.
Archivo por días: 27 febrero, 2007
Risas, sonrisas y sonrojos
Con el paso del tiempo, creo que he aprendido a no tomarme demasiado en serio ciertas apuestas humanas por el Arte Moderno. He visitado Arco/2007. La verdad es que se ha trabajado en favor de un avance en lo esencial. Lo difícil es disponer de dinero para adquirir “Evocación de una esponja mirando al horizonte mientras su dentista le pone un empaste”. Luego está el espacio. el artista me recomendaba unos 200 metros cuadrados libres de mobiliario y un posible ventanal mirando al mar. Risas. Una admirable señora de Madrid…se empeñó en adquirir un cuadro. Por lo que se adivinaba, el autor había plasmado una síntesis metafórica del crecimiento ventricular de una ameba sobre fondo sepia y había colocado un botón, que al ser presionado emitía “gemidos sexuales”. Todo un reto ante la post/modernidad. Sonrojo. Me quedé extasiado ante las caras de “bobos” del personal. El sublime encanto de las percepcíones pertenecía a esa clase de emotividades, claramente vislumbradoras que avocan hacia una concepción de lo que la virtualidad pretende….¡¡¡Respiro!!! Sonrisas. el año que viene espero dispones del cartón delq ue hablaba una compañera de Vorem, y si es posible de una ayudita de dios, que anda, últimamente jugando a cartas con Benedicto.
Porque no tienen nombre…
Hoy voy a hablar de unas cosas pequeñitas, de esas que a muy poca gente le interesan; de esas que podemos llamar semillas de jazmín o de tomillo o !por qué no! llamarlas anémonas del aire. No importa el nombre que se les dé porque en realidad no tienen nombre sino que son cosas pequeñitas que penetran por los sentidos y se adentran en el corazón. Hoy el sol ha calentado mi interior y unas diminutas gotas como las del rocío de las amapolas han hecho sonrojar a mis mejillas. Significan mucho de felicidad esas cosas pequeñitas que a muy poca gente le importan pero que son capaces de hacerme escribir y hablar de ellas. También las podemos llamar principios de misterio porque, en el fondo, son milagros del alma llenando al cuerpo físico de unas cargas de energía capaces de hacernos sentir pálpitos en medio de la mañana, del atardecer o debajo de las estrellas. Son cosas tan pequeñitas que no tienen nombres y por eso las podemos llamar tal como deseemos en cualquier momento de esta perpetuidad que son las veinticuatro horas del día.