Elogio del Tiempo Presente

Hoy es siempre todavía
(Antonio Machado)

La infelicidad no se mira en los espejos,
ni pasea su desdicha entre vocablos hermosos,
ni acaricia horizontes de esperanza.
Es infeliz la añoranza de lo incierto,
la presurosa mano que atenaza
su hoy, como si ayer no fuera.
Dichoso el tiempo en el que el Tiempo
repitiera su acompasado ser de años y de dichas.
La mano del sabio señalando la Luna,
y el verbo iluminar,
conjugándose al compás
de la certeza.

Dunas

Tierra ,
Arena ,
Desierto,
Despojada,sin ganas de camino,
Olvidado de mí
Sin echar la vista atrás
Camino ágil, ligero, libre.

No sé dónde iré ,
Ni a donde llegare ,
Ni que será de mí .

Notas al acabar el dia

A nuestros ojos llegan fragmentos de una realidad distante de nuestra comprensión,
Forjamos el destino con palabras que a menudo no son más que sonidos que el azar une, creyendo poder explicar nuestro sentir.
Confusos, los días nos alcanzan sin notarlo apenas, y las noches, prontas, los suceden, envueltas en intimos silencios.
En medio del frio noctámbulo, la ciudad escribe en el brillante asfálto, que subraya sonámbulas y titubeantes silabas, envueltas en luces rojs que intermeitentes se apagan y encienden ,en un inútil aviso previo a la fuga dl último coche. que resbala huidizo, hacia la incierta dirección que cruzará creyendose seguro al impredecible futuro..
Galvánicos haces de luz se lanzan retorcidos a lo largo de la avenida hacia el horizonte. Sigue Leyendo...

vete

El canto del ave me tranquiliza,
el recuerdo de tu voz en mis noches frías me agobia.
La luz de la Luna llena me guía por los largos senderos que me presenta la vida,
tu sombra me sigue a todas partes y no me deja en paz un sólo segundo, me confunde y hace que pierda mi sentido de orientación.
Quisiera borrar tu recuerdo pero no logro hacerlo
siempre apareces como de la nada y mi corazón no puede hacer nada para alejarte.

MIrada de zorro

¡Bingo! Ha ganado el Zorro, el tío francés con apellido de enfermedad de House. Francia ha elegido. Resuena la risa de Aznar y sus dientes blancos se tiñen de tinto. La mano dura ahora es puño que aprieta, que se agarra al sillón y sueña con Luis XV. El Zorro sabe como entrar en el gallinero: ha entrado. Mamá gallina llora su despecho sobre chaneles y botones relleno de la más fina tela del partido. El Zorro presiente el lujo de Francia. Los reyes bordan sus coronas sobre la piel de sus jardineros. Me importa lo suficiente como para no pensarlo. Hay quienes necesitan la sonrisa del Zorro, su egolatría, su deseo de poder para seguir comprando el pan de cada día. En los suburbios de París resuenan los últimos coletazos de Malasaña. El pueblo olvidado, el que rellena los bordes de la geografía parisina, teme al Zorro. Dios ha vuelto a implantar la ley marcial del espíritu. Aznar farfulla después de tirarse una botellita al coleto: Allons enfantsss de las patries….¡Que pa eso hace lo que se le pone en los cataplines! Zorros al fin y al rabo. Sigue Leyendo...

La venganza de la Mosca

Aquella mañana, Lola Galdós, se levantó inquieta. Tenía que terminar un largo trabajo sobre el Tamaño de los Pies de los alumnos de su Centro Escolar y luego asistir a la clase diaria de piano con doña Gertrudis Galdós: la hermana de su padre.

Se miró al espejo. Un nuevo grano adornaba su cara. Lo aplastó con sus dedos, mientras escuchaba un lejano lamento del grano muerto. Se sintió una verdadera triunfadora.

Todo transcurrió dentro de la rutina diaria. Sólo le quedaba llegar al número 32 de la Calle de Santa Tecla, donde vivía la Insigne pianista: Gertrudis Galdós. Tocó. Escuchó una voz conocida. Subió en ascensor hasta el quinto piso: había llegado la hora fotal. Sigue Leyendo...