Alegoría

La sosegada piedra violeta del puente se muestra como múltiple acuarela y del verde árbol de la iluminación transversal brota una memoria de tránsito, de palabra que fabrica hojas con recónditos favores. La vertical caída del sol eleva al ruiseñor hasta la garganta del paisaje. Todo es un contacto leve de música sustentada en la claridad del mediodía. Más allá, la caricia sinuosa de la lejanía se adueña de los siglos. Y en el sutil bullicio de la cornisa las olas del mar vislumbran un soplido de sueños.

El molino es el único estribillo que atraviesa a las alegres veletas de las torres donde hay banderas izadas a manera de vestíbulos para el corazón. Cantan alegres las veletas y las casas melancólicas peinan sus tejados con el aire del céfiro silente y la soledad de los caballos agudos. La identidad del cielo es un canto ardientemente diáfano. Los inocentes gorriones se coaligan con las palomas mensajeras. Sigue Leyendo...

Inquisición o RIP de Aquilino

A Aquilino le daban miedo los hombres que iban al patíbulo. Él recurría al vacío para aplacar aquel miedo indecible, miedo de pobre diablo, miedo de adormidera ante el cual sólo podía cerrar los ojos y fundir la cabeza junto con las tripas en un sopor más cercano a la mística que al raciocinio. Virtudes le había traído una botella de aguardiente para vencer al aturdimiento en caso de necesidad pero él prefería mantener la cabeza clara por si alguna idea salvadora pudiese surgir del fondo de las imposibilidades. Mas la pena de muerte, la ladrona de la vida, ya le había sido computada. Y Aquilino seguía sin saber por qué. Él era inocente de todos los cargos en su contra. Sigue Leyendo...

Ra y Mundo

Raimundo vivia lejos del amor,de las miradas curiosas y la margarina barata del super.Hablaba con una fluidez sorprendente,creyendose dotado de una lógica aplastante y nada mas lejos de creerse alguien insignificante.
Para el y su bonito y elegante sombrero,todo era abstracto,premeditado y suficiente.
Pasaba el dia armando rompecabezas,siempre,siempre le faltaba alguna pieza..
¿Se preguntaran…donde andará su cabeza?La respuesta correcta..abstracta,premeditada y suficiente,sería:
En cualquier lugar,en una china de un zapato,en la manzana asada de un pato a la naranja,o en la séptima motita de espuma,de una buena,cerveza fria.
Pensar en la sola idea de pararse a pensar..le da una pereza… Sigue Leyendo...

Palabras blancas

Bajo el intento de sobrevivir
en dimensiones imposibles,
he ido y he vuelto a regresar
buscando algún resguardo donde
esconder palabras amarillentas,
huérfanas Diosas del desconsuelo.
Palabras que tenían un nombre,
y descansaban en el lecho de seda
templado, de frivolidad, soldadura de
bronce, mármol y soledad del demonio.

UN POCO DE LUZ ENTRE LAS SOMBRAS

Había comido y trataba de descansar un poco, recostada en el sofá. Al fondo, mi marido tenía la tele puesta y a mis oídos llegaban los ecos de las noticias de hoy. Pusiera la cadena que pusiera, en todas hablaban de los tres etarras que han cometido hoy un acto atroz en una ciudad de Francia. Han matado a un joven policía y herido gravemente a otro, ambos españoles, y en su huida han secuestrado a una madre y a su hijo.

Hoy en todos los hogares españoles se compadece a las victimas y se maldice a los asesinos. En toda España se llora por los afectados y se clama pidiendo justicia. De los labios de mi propio esposo escucho decir que “si ahora se les cogiera y se les pegara un tiro en la cabeza a los tres……” Sigue Leyendo...

PAPA, NOSOTROS ¿ QUE SOMOS?

A orillas de un mar generoso se extendía un pequeño pueblo, de casas blancas y humildes. Sus habitantes eran gente humilde que vivía de lo que el mar les brindaba. Por las mañanas, antes de que saliese el sol, deslizaban sus barcas hacia las entrañas del océano y volvían al caer la tarde, con sus cestos llenos de pescado, unas veces más que otras, pero nunca de vacío, el dios de las aguas siempre les daba lo que necesitaban y las gentes del pueblo eran respetuosos con aquellas aguas que cuidaban de ellos.

Casi pegada a la arena había una casita muy pequeñita, la puerta de la calle terminaba con un escalón de piedra, ya gastado por el uso y los años, que se adentraba en la arena, dorada y fina de la playa. Por las tardes, cuando Juan volvía del mar, gustaba de sentarse con su hijo allí, frente a la inmensidad del mar, a contemplar la puesta de sol. Sigue Leyendo...