LIBERTAD REPRIMIDA

Envenenaron la verdad
con gotas de mentira
cambiaron la inocencia
por el peso de la culpa
agotaron la paciencia
con vientos de calumnia
aplastaron en el suelo
la dignidad heredada
importaron pensamientos
con ideas vanas
rasgaron el velo

NO ENCIENDAS AUN LAS VELAS

No enciendas aun las velas
todavia mi alma tirita en mi cuerpo
como rama movida por el viento.

No enciendas aun las velas
dejame aferrarme tan solo un minuto
a esta vida que le queda poco aliento.

No enciendas aun las velas
toma fuerte mi escualida mano
y te conducire a la medula de mis sueños

Tus Ojos

Hablarse sólo con los ojos
Tiene sus desventajas

Como sentir molestia y no lo adivine
O sentir frío y no me abrases
Interpretar gestos con mirada experta
Descubrir que me he equivocado
Y no tenia ni idea

Hablarse solo con los ojos
Puede ser sublime

Princesa encantada desencantada.

Princesa,
aunque le dés cien mil besos,
el sapo,
sapo será.
La sangre azúl
solo corre por un bic.
las migajas de pan,
se las comen los pájaros.
Caperucita?
caperucita es tonta.
Pinocho un mentiroso.
Y para más colmo,
la manzana está envenenada.
Te lo dice Campanilla…

Besossssssssssssssssssss. Alaia

Vértigo de luna

Te advierto que la luna
te mira siempre ávida de hambre
y en la distancia del peligro de tu piel
su luz de metal en tu cuerpo se abre.

La manzana verde ya está en la boca
del minuto exacto en que la llave
su mano de tigre fiero e impasible
abandona en la noche su ardiente nave.

En un rincón del mundo

Una nube de helechos tapaba la entrada. La simetría bilateral de la mujer y el hombre se transparentaba detrás de la cortina dispuesta en forma de ingeniosa memoria. Dos velas grandes, en la mesa, hacían su reverencia formal en el descenso de la genuflexión de una mariposa de acero. Se hipnotizaban las miradas de la mujer mientras sentía en sus senos el palpitar de un dragón tragándose al instinto intuitivo. Él tenía sus dedos como dagas que esperan pacientes el incendio de los temblores de ella. Fluía el himno semental de las palabras ducles. Fuera de ellos lo único que importaba era lo invencible de sus ojos leyendo la geografía corporal que se despojaba hueso por hueso. El pez verde alargaba su alma de silencio en el centro de la noche y había, en el campo, una batalla entablada entre las azaleas y las estrellas. Sigue Leyendo...