La amistad no se impone
La amistad no se compra,
La amistad no se vende,
La amistad, se gana.
Los amigos nos escuchan,
Nos dan apoyo,
Comparten nuestro dolor,
Nuestras alegrías,
Nuestros éxitos,
No juzgan nuestras decisiones
Tal vez al pasar Navidad…. 14
El tráfico era intenso. La viejecita esperó impaciente en la acera y, cuando el semáforo se puso en rojo y los coches se detuvieron, cruzó la calle con paso torpe.
Al llegar a la otra acera, miró de pasada el escaparate de una tienda de modas y siguió andando hasta llegar a la verja de su casa.
Era una casita de planta baja, con un jardín pequeño delante. Las macetas de claveles y geranios, pintadas de verde y perfectamente ordenadas, bordeaban el paseo que llevaba a un porche pequeño, recién blanqueado. Delante de la ventana, un hermoso prunus de hojas rojas daba sombra al macizo de violetas en flor.
El cielo….
Mañana cuando sea solo una fotografía colgada en la pared,
unos ojos que no ven, una habitación vacía,
una voz que, con el tiempo, se olvida…
búscame, si me necesitas…
Búscame en la lluvia y en la brisa,
en los ojos de los niños y en su risa,
en los tallos tiernos de la hierba,
en el mar y en la tormenta…
He vuelto a cruzarme por la calle, con muchas personas que iban leyendo libros. Sentado en el metro, el mismo acontecimiento se repite. En el autobús, en el supermercado…¿Regresamos a esa edad de los encuentros con las
historias de los otros? En el fondo no asusta vivir siguiendo la estructura de una ultramodernidad, y esto no desmerece a nadie que opine lo contrario. Somos “seres de costumbres” y regresamos al nido, como aprendemos a freir un huevo con una de las excelentes recetes del blog de Wersemei. como bien suele comentar un amigo: regresamos al mismo punto con cada crisis, no para empezar, sino para darnos cuenta de que estamos “en un punto”. Mañana, un nuevo presidente será la estrella de este universo mediático. Creo que si la verdadera voluntad de quienes le han votado es que nos muestre el camino de la libertad, deberá saber, y muy bien en qué punto se encuentra y qué libro acaba de leer.
Te fuiste, una tarde con la calima, dejándome un hasta luego amor por despedida. Pasaron las horas, y sin noticias, algo asustada salí a encontrarte… Te busqué por las calles, por los bares,
por las plazas de suelos enarenados, por los campos de húmedos viñedos, por los refugios tuyos…
que sólo yo conocía… y… no te vi…
Mis ojos sufrían doblemente, por un lado el maldito polvo isleño que azotaba, y por el otro…
el pesar de buscarte y no encontrarte.