El firme taconeo de mis zapatos me acerca al viejo caserón que se levanta majestuoso ante mis ojos, dejando adivinar lo que debió ser en sus años de esplendor ya lejanos.
La puerta de hierro forjado que da entrada a la finca se encuentra entreabierta, parece tener vida propia mientras se balancea ligeramente empujada por el frío viento de la mañana. El jardín descuidado cubierto por la hojarasca otoñal que lo rodea, delimita un espacio donde el tiempo parece haberse detenido.
Hace años que paso cada día por allí, y mientras toda la ciudad ha ido evolucionando a su alrededor, el sigue imperturbable y desafiante, atrapando mi mirada e inquietándome provocando una combinación de miedo y atracción. Sigue Leyendo...
Era una noche oscura y tranquila. Las luces de las farolas apenas disipaban la neblina de la helada. La hierba, medio escarchada, daba paso a un sinfín de insectos que salían de sus madrigueras a recoger su alimento. Los coches parecían tiritar, como tiembla un niño, en las sombras que se dibujaban tenuemente en las aceras de los callejones. Las casas se alzaban majestuosas hasta el cielo pareciendo árboles robustos en busca de oxigeno puro.
El día anterior, el clima había sido el mismo. Pero esa noche resultaba mágica. Era la noche de las sombras; donde cualquier sueño de los hombres era transformado en sombras chinescas que recorrían las calles en forma de un carnaval viviente. Sigue Leyendo...
Era la ira la que me dominaba. Mi mente estaba en un callejón sin salida, metido entre el vació y la impotencia.
No había dormido bien aquella noche y mi imaginación disipaba recuerdos abstractos de mi infancia, trayendo a mi cabeza imágenes mas impactantes de mi adolescencia. Los recuerdos se agolpaban entre mis neuronas, dopadas a un por los somníferos de aquella noche. Sentía rabia porque no conseguí dormir y tenía que ir a trabajar en aquel pequeño despacho de la calle Rosember, donde ocupaba mi tiempo en casos de detective privado. Sigue Leyendo...
Don Arturo había nacido en Arturia donde no habían ni respuestas ni preguntas…
(…)
“¡Señor! ¿Dónde vive el Duende de las Cosas y los Asuntos?”
“Mire usted,¿ve aquella calle de allí?
“¿Cual?”
“Aquella que no existe.”
“Ah, sí, sí, ya la veo”
“Pues camine en aquella dirección, siempre recto, sin desviarse. Pero le aviso que en esa calle que no existe encontrará muchos motivos y distracciones para no llegar al Duende de las Cosas y los Asuntos. Vaya con cuidado…
(…) Sigue Leyendo...
Un doctor visita un manicomio para entrevistar a un loco. Una vez ante éste le pregunta: “¿Usted qué hace aquí”?. El loco responde: “!Yo msólo pienso en fútbol, fútbol y fútbol; nada más que en fútbol y fútbol. Sólo fútbol!”. Entonces el doctor le vuelve a preguntar: “¿Pero usted no piensa alguna vez en mujeres?”. Y el loco responde: “!Dios no lo quiera porque si eso ocurriese me descuidaría y me meterían un gol!”.
Y se marchó… y a su barca la llamó Libertad… y ahora está bañándose en las olas de color de púrpura del Mar Dorado de los Pensamientos… en un continente llamado Sensación. Todavía no ha sido encontrado pero todos afirman que se baña en dichas olas y que su cuerpo se ha transformado, por evolución darwiniana, en un enorme pez-hombre que vive jugando con las sirenas…
En un castillo submarino juega al póker con los delfines y a veces, sólo a veces, sale a la superficie para observar los horizontes. Y ve columnas de humo de costas saqueadas por la materia. Y entonces se vuelve de nuevo pez-hombre y se traslada, incorpóreo, a la Isla de los Navegantes Solitarios. Sigue Leyendo...
¿Piedad?, desconozco el significado de esta palabra, me lo han preguntado tantas veces…, pero yo sigo perplejo ante tanta ignorancia!!!
¿¿Arrepentimiento?? yo soy un psicópata, me lo han repetido tantas veces… una y otra vez… una y otra vez…al final se ha convertido en mi tarjeta de visita, SEÑORRR, psicópata de profesión ese soy YO.
Tengo recuerdos vagos de mi vida ahi fuera, estoy contando mis últimas horas, pero creen que me importa?? pues nooo!!.
Solo quiero olvidarte
No saber de ti
Sacarte de mi mente
Sacarte ya de mi
Que me duele verte
Que no te quiero aqui
Que agovia hablarte
Siempre me haces sufrir
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