Y morí cientos de veces
sin encontrarle
o topándome con él todos los días.
Y me sentí más viva que nunca
otras tantas veces.
Y no sabe más el diablo por viejo que por diablo.
Los años pueden pasar, y las caídas sucederse,
que si no se tiene la vista ágil para ver los baches del camino
o la capacidad del aprendizaje que dé lugar a la prevención
(o a la autorrecuperación) seguiremos pasando
con penas y sin glorias.