Los rayos del sol se filtran como hilillos dorados a través del blanco cristal de la ventana. Sentado ante la computadora mi mente comienza a calibrar la existencia de este nuevo día; este nuevo, y continuo, renacer del pensamiento. El descubrimiento de lo esencial de las cosas y el arte es un instrumento del conocimiento, por eso recurre siemrpe a la inteligencia.
Tengo ante mí una frase escrita, en su día, por Oliver Wendell Holmes, junior. Dice así: “Estirada por una nueva idea, la mente del hombre jamás recobra su tamaño original”. Fantástica frase para razonar sobre la evolución del ser humano mientras voy tomando, lentamente, mi café. Sigue Leyendo...
Puedo pensar que conocerte y sentirte no fue casualidad
o concienciarme en que sólo desvarío.
Puedo seguir a la espera de que vuelvas a entregarme el corazón
sin que te lo haya pedido, pero pidiéndotelo un poquito cada día,
o analizar cada factor y ver que se repite la fórmula del “ya nunca más”.
Puedo inventar mil frases diferentes inspirándome en el placer de tu mirada,
o dejar de escribir al deseo de sentirte otra vez.
Cuenta la leyenda, aquella interminable, que un hermoso dragón blanco y un niño valiente salvaron el mundo de Fantasía. Hoy soy yo aquel chico valiente con corazón de león, superándome día a día, derribando los obstáculos con mi razón y mi vitalidad e ignorando a quien no merece mi respeto.
Hoy… me siento… BIEN… Gracias por permanecer a mi lado cuando lo necesitaba.
Sentado en el cadalso de la propia existencia
el pensamiento se transforma en una sucesión de imágenes
soldados tristes de plomo jugando al juego de la guerra
miradas de grandes y tiernos ojos llenos de miseria y hambre
montones de billetes asoman por bolsillos de gordos opulentos
niños mendigando en las calles en busca del sustento familiar
manifestantes muertos por balas fatídicas que traspasan
órganos trasplantados de un muerto a un mortal
orondos pavos que huyen del carnicero cuchillo que les sigue
niños que ríen en las calles sin saber siquiera porqué
mujeres pintadas en las aceras invitando al placer del amor Sigue Leyendo...
Voladora ave de nocturnos vuelos,
me convierto en un paisaje negro
y vuelvo mis tristes ojos hacia ti,
mi mirada traspasa la dureza de mi pico,
mis alas perdieron su musculatura
en un tránsito que me llevó a verte.
Soy cormorán azotado por el viento
en un mar que zozobra en sentimientos,
ni siquiera se nadar y mis tristes plumas
están caladas por una tormenta intensa,
solloza afligida la mar mientras me ve caer,
espíritu de grandeza reconducido al olvido.
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