Voladora ave de nocturnos vuelos,
me convierto en un paisaje negro
y vuelvo mis tristes ojos hacia ti,
mi mirada traspasa la dureza de mi pico,
mis alas perdieron su musculatura
en un tránsito que me llevó a verte.

Soy cormorán azotado por el viento
en un mar que zozobra en sentimientos,
ni siquiera se nadar y mis tristes plumas
están caladas por una tormenta intensa,
solloza afligida la mar mientras me ve caer,
espíritu de grandeza reconducido al olvido.

Sinuosa marea que se hunde en azul cielo,
infierno ingrávido agitado por el amor,
sufro consecuencias que son devastadoras
sueños que me acontecen estando despierto,
cierro mis afligidos ojos y echo a andar
tropezando con mis propias ausencias.

En el fondo soy mi propia muerte cerebral
camino sinuoso e incierto que me incita
a un breve final, amargo y destructor,
seré la alargada sombra de un simple deseo
anclado en la bahía de un presentimiento,
sonreiré al sentir tu acariciadora brisa pasar.

Aun muriendo agonizante en mis adentros,
me convertiré en blanco copo de nieve
que se deja llevar por la suave brisa
hasta el calor del sol de tu cálida playa
que al final sin piedad lo ha de destruir,
moriré feliz en tus almibaradas plenitudes.

Sentiré que alguna vez he de llegar a ser
lo que en realidad en mi larga vida nunca fui,
moriré siendo tenebroso pasajero de tu mirada,
flor de Abril que habita tu perfecta sonrisa,
moriré dulcemente dentro de ti, conformando
una visión perfecta de tus ambivalentes entrañas,
mundo apasionado donde esclavo siempre seré…