Se dijo de ellos que fueron una de las parejas más impresionantes del siglo XX. Simone de Beauvoir era una escritora existencialista y una de las feministas más importantes de su época. Jean-Paul Sartre fue un filósofo existencialista que habló siempre de la ética y del compromiso con las gente en la política. Jean-Paul llegó a recibir el premio Nobel por sus obras. Cuando Simone dejó escritas sus memorias el mundo entero se acongojó porque explicaba cosas casi increíbles en cuanto a la utilización de mujeres y hombres como amantes comunes, despreciados vilmente por sus ignorancias, etcétera (un largo etcétera de vejaciones humanas que Simone y Jean-Paul hicieron a esos hombres y mujeres que tanto los idolatraron).
Archivo por días: 26 junio, 2009
Onomastica.
Por senderos infinitos
mi droga
No me siento
Siento que no soy nadie,
no tengo nada que aportar a este mundo,
mi grano de arena se está deshaciendo,
una marea llega impetuosa arrastrándolo,
mis sentimientos cayeron por el abismo.
Si hubo alguien que creyó en mí…..
lo siento, he defraudado a muchos,
de nada me sirven los ánimos
Veo la realidad pura y dura,
nunca me podré superar,
mi sitio no está aquí.
Cachitos de una vida (21)
Aquel año pasó sin pena ni gloria, al terminar el curso el colegio cerraría sus puertas y la trasladarían a otro centro un poco más grande y cerca de su casa también. Allí terminaría los estudios básicos, no tenía otra salida y luego a trabajar. En aquellos tiempos a los 14 años ya se empezaba atrabajar y a cotizar a la Seguridad Social.
Los domingos se levantaba temprano y se iba a misa de las 8 de la mañana, no es que le gustara mucho pero era una forma de salir de casa y pensar en sus cosas sin que nadie la molestara, luego vuelta a casa a hacer las faenas porque es que ni los domingos había descanso, eran siete y faena mucha para su madre y ella, se espabilaba bastante para a las doce del mediodía poder ir a casa de su amiga María y salir de paseo las dos.
Son las cosas del amor
Con un soplo caliente se me hace el pulso de amarte entre el aire que mueve los laureles y, al borde del naranjo y del olivo, me empuja la alegría de toda mi vida en ti. Temblor extraño éste de sentirte luz extendida como un tiempo sin límites. El infinito de tu mirada es un corazón sediento dentro de un pecho que trona solo y tendido en el verano de tu ventana abierta. Entro en tus besos y encuentro una boca intrépida que me hace grande el espíritu. Son las cosas del amor.
Son cosas del amor (Segunda Parte)
!Cuánto deseo de estar vivo junto al precipicio de tu presencia tan sutil como el recóndito cariño de tu inacabable fuente amorosa!. La sed se me hace oficio para beber de tus labios alimentados de horizontes y hacia allá, hacia esos horizontes continuos, camino con las horas del congraciente encanto al igual que la sinfonía del suspiro se va elevando hacia la cumbre. Y me ajusto a tu diario alimento como un acto astral lleno del sentido de la existencia.