Todo ha cambiado, amigo,
hoy mi entorno es diferente.
Solo el silencio inunda
lo que fui y mi presente.
Hoy iré pisando tierras
y lo haré con lentos pasos.
No veré crecer espigas
ni las meceré en mis brazos.
Archivo por días: 7 abril, 2010
Ella
Ella es distraída y olvidadiza en algunas ocasiones, pero cuando quiere puede recordar con exactitud los detalles de algún acontecimiento en especial. Le gusta ser como es, melancólica, loca, alegre, arriesgada, persistente, confiada, fiel y soñadora.
Ha confesado bajito al oído, que hay días que se deja llevar, no le dan ganas de caminar, se siente tan cansada de caminar escuchando su propia voz, seguramente es cuando la somnolencia o el insomnio la acosan, y ese espíritu ermitaño la lleva encerrarse en arcones atestados de papeles, horas leyendo viejas cartas reviviendo momentos en palabras amarillentas.
“El laberinto del Fauno” (extracto)
Cuentan que hace mucho, mucho tiempo, en el reino subterráneo
donde no existe la mentira ni el dolor vivía una princesa que
soñaba con el mundo de los humanos. Soñaba con el cielo azul, la
brisa suave y el brillante sol. Un día, burlando toda vigilancia, la
princesa escapó. Una vez en el exterior la luz del sol la cegó y
borró de su memoria cualquier indicio del pasado. La princesa
olvidó quien era, de dónde venía. Su cuerpo sufrió frío,
enfermedad, dolor y el correr de los años y murió. Sin embargo, su
padre el rey sabía que el alma de la princesa regresaría…quizá en
otro cuerpo, en otro tiempo, en otro lugar… y él esperaría hasta
su último aliento…hasta que el mundo dejar de girar.
Su caja de acuarelas
De entre todas las cosas que él hizo con sus manos, todavía conservo unas pinzas para los terrones de azúcar o los cubitos de hielo. Están hechas de acero cromado, son muy sencillas, pero de vez en cuando, al abrir el cajón de la cubertería, mi mirada va hacia ellas y las cojo. Siempre me maravilla que no siendo un trabajador del metal tuviera él la habilidad de realizar un trabajo tan perfecto.
Lamentablemente, el juego de café art-déco que también había hecho se ha perdido ya hace mucho tiempo, en alguna de las mudanzas que hemos tenido. Entonces sabía que era un juego de café sin más. No tenía idea siquiera de que existiera un estilo llamado art-déco. El juego acabó utilizándose más bien para la decoración y, con los años, sus piezas fueron perdiendo esa función para convertirse en simples recipientes para cosas diversas, de esas que no se tiran pero que no tienen una utilidad inmediata.
Rodeando al Extranjero (Novela) Capítulo 5.
Conversación con Miguel Hernández
Alicante, 27 de marzo de 1942. Entro en la prisión. Me han enviado a estar, por un día, en la celda de un enfermo de tuberculosis llamado Miguel Hernández, poeta de vocación desde que el año 1929, con un poema titulado “Pastoril” y publicado en el periódico “El Pueblo” de Orihuela, su ciudad natal donde nació el 30 de octubre de 1910. Entro en la celda. Me encuentro con un hombre totalmente destruido a sus 31 años de edad.
-Hola, Miguel.
-Buen día, Diesel. Me muero. Y, además, quieren matar mi voz.
Reflexiones de un ayer futbolero (A Lidón)
“El mérito fue de Diesel, yo sólo tuve que empujarla”. Recuerdo… claro que lo recuerdo… y es que a veces nos tumba la vida pero podemos ser capaces de estirar un poco la pierna, con peligro de ser pateada por algún rival, para ofrecerle la gloria de un minuto a un compañero. Había luz. Mucha luz sobre el campo. El balón de la vida quedó suelto en el área de las desesperaciones de los “estrellas”. Yo sabía que sólo tenía, tumbado como estaba en el suelo con varios enemigos a mi alrededor, que estirar la pierna derecha con sentimiento de compañerismo para que él obtuviera el minuto de gloria del abrazo de los demás. Y es que era de aquellos partidos de la eterna rivalidad. O ellos o nosotros. O los “estrellas” o los “deportivos”.