El flautista de Emilín.

Tarde de merienda. Recuerdo a mi Princesa sentada, a mi lado, con la pequeña familia: papá, mamá, tía María (me parece que no estaba tío Cruz) y Don Benito que está frente a Ella intentando descubrir su naturaleza, su lugar de origen, sus señas de identidad a lo policía secreta y buscando quizás que se arroje a sus brazos. Yo observo despacio y lentamente. Estoy a punto de hacer como que duermo porque el calor de la estufa encendida produce sopores extraños. Me parece que hasta estaba “Chester” buscando algo por las callejuelas pero todos callamos porque todos sabemos lo que busca “Chester” por las callejuelas y me entra la sonrisa pensando en mi fiel perro setter color canela fina. Sigue Leyendo...

El flautista de Emilín.

Tarde de merienda. Recuerdo a mi Princesa sentada, a mi lado, con la pequeña familia: papá, mamá, tía María (me parece que no estaba tío Cruz) y Don Benito que está frente a Ella intentando descubrir su naturaleza, su lugar de origen, sus señas de identidad a lo policía secreta y buscando quizás que se arroje a sus brazos. Yo observo despacio y lentamente. Estoy a punto de hacer como que duermo porque el calor de la estufa encendida produce sopores extraños. Me parece que hasta estaba “Chester” buscando algo por las callejuelas pero todos callamos porque todos sabemos lo que busca “Chester” por las callejuelas y me entra la sonrisa pensando en mi fiel perro setter color canela fina. Sigue Leyendo...