Es totalmente incierto, Marian…

Es totalmente incierto, Marian. No tengo ningún resentimiento pero soy un ser humano y como ser humano también siento dolores porque si no fuese así sería un monstruo. No estoy resentido, de verdad puedes creerlo, con nadie sino que con algunas personas prefiero no compartir nada de lo que en su día compartí porque, insisto, no soy un monstruo sin sentimientos y como tengo sentimientos tengo mucha alegría y me gusta mucho la vida pero también tengo dolores que ya están en el pasado pero prefiero no vivirlos de nuevo así que por eso despejo mi corazón contando verdades que sucedieron no por revancha, no por resentimiento, no por nada sino para hacerme un gran bien a mí mismo… Sigue Leyendo...

Madrid… ¡claro que sí!.

Claro que sí que mi ciudad es Madrid. Claro que aquí, en Madrid, la lluvia es lluvia y el sol es sol y también los gorriones son verdaderos. Posiblemente alguien dude de cual es la ciudad más bonita del mundo. Cada ser humano tiene un corazón distinto pero quienes hemos vivido existencias verdaderas y principales es que somos de Madrid… ¡claro que sí!… la ciudad más bonita del Mundo.

Quien piense que la barriada de Abrantes no significa nada se confunden. Escribo desde Madriz (sí he escrito Madriz terminado en z y no ha sido un error ortográfico sino una forma de hablar con el corazón), porque, como en Madrid sí que existe la calle de la Libertad (¡y cuánto luchamos por conseguirlo algún día!) nos permitimos el lujo de escribir Madriz. Y es que hoy, a las siete y media antes del meridiano, juego naipes sobres las mesas imaginarias con el as de corazones de las vidas humanas. Porque la ciudad libre, la ciudad que más me representa mi corazón (que se escribe con z de Madriz) es Madrid. Sigue Leyendo...

LEONARDO

Y llego un precioso príncipe llamado Leo
Y su madre Estefanía te acaricia con su prosa
Su sonrisa es tan bella como sus ojos verdes
Verde esmeralda mar bravía susurrante
Y tal como me lo esperaba
En el firmamento brilla otra estrella
Pelo azabache muy fino
Carita redonda y buena
Sus ojillos son de bronce
Su naricilla salada de avena

Yo quiero seguir en las calles.

Yo quiero seguir en las calles, envuelto en la neblina de los anónimos; abierto el corazón a esas madrugadas con miradas de mujeres perdidas, farolas encendidas a cuya vera poder encender un cigarrillo y combatir el sentimiento escribiendo un poema en el dorso de la mano de un imaginario vagabundo; yo quiero seguir siendo ese que camina sin saber dónde está el final de todos mis caminos, yendo hacia el infinito de las compañías aisladas, las compañías del lucero y el perro vagabundo, poder sentarme a soñar cuentos en los bancos de los parques madrileños y comenzar el día leyendo los misterios de extenderse entre los gritos del silencio de esos seres que se pierden en el vacío de la noche anterior nada más que comienza de nuevo el amanecer porque no recuerdan en que estación de tren estuvieron vivendo sus últimas historias. Sigue Leyendo...