CARTA PARA LUCÍA
Bien, siempre olvido decirte lo que realmente importa, siempre me quedo sin palabras cuando hablo contigo, son tantas cosas las que quiero compartir que me asalta esta especie de inseguridad en mis argumentos….Olvido decirte que te quiero.
Yo, un idiota con la cabeza afeitada y poco más dejo mucho que desear en todo lo que toco, en todo lo que pretendo plasmar… Nunca acierto en la diana, me queda sólo esta sensación de saber que me queda algo por decir, que me queda otra oportunidad, siempre existe ese resguardo que me salva de mis autismos sentimentales. Sigue Leyendo...
Tu mirada de almendra sobre la ola,
canta con la voz del ritmo corto.
Caracola de playa, pies de arena.
Te amo o te quiero y sin queja
me deja tu perfume ese ser de ti,
presencia en la distancia.
Un soplo de brisa arrulla la nostalgia.
Somos ese viento escondido
en la penumbra de la tarde.
Son las cinco menos cuarto de la tarde y el reloj es redondo.
Con puntualidad cuelga de la pared, sin marearse aun dando vueltas las agujas sujetas a su centro pues no es digital, ¡vaya uno para las modernidades!
El reloj de los abuelos tiene gruesas agujas que se mueven dando diminutos pasos descalzos, haciendo voto de puntualidad, como insinuando que no todo avanza tan rápido en la exitosa y forzada sociedad de la impaciencia.
Colgado en el paisaje blanco de la pared juega artificialmente a ir cosiendo un instante con otro.
Ella, que me regaló el cielo,
ella, me convirtió el infierno en puros sentimientos,
ella, me hacía sentirme lleno,
ella, la luz del universo eterno,
ella, la curación de un corazón enfermo,
sin embargo solo sé escribir con celos, sin ella
detesto recordar todos los te quieros , sin ella
aunque me sienta un necio, sin ella
será bonito cuando me llore con desprecio,
mi amor de sobredosis ha muerto, por ella
ya solo es carne,que merece de marido al recio,
Otra vez época de magisterio en El Sauce. Cuando a los niñatos y niñatas del “buen vivir y nada estudiar” a costilla de sus padres les daba la real gana de atender yo daba verdaderas clases magistrales de Literatura, Comunicación Social y varias cosas más. Bacigalupo, sin embargo, era una extraordinaria alumna que atendía siempre mis explicaciones y tomaba apuntes y notas como para tener un cuaderno bien completito con todas ellas. Sin embargo los “lindos niñatos de papito” y las “lindas niñatas de mamita” sólo escribían un par de chorraditas en sus cuadernos. Por eso era mejor hacer una “limpia” como si de chamanes fuese el asunto. Sigue Leyendo...
En algunos países de la Tierra existen muchos machos machistas, que van por la vida de machistas machos, porque no hacen otra cosa (quizás no tengan otro entretenimiento mejor o más sano) que emplear la palabra mandarina para insultar a los hombres casados como Dios manda, y bien casados por cierto, porque obedecen y cumplen los mandados de sus amadas esposas. Así que harto ya de tanta estupidez, un día cogí mi querido micrófono “El Camborio” (así lo llamo yo cuando quiero decir sentimientos) y lo dije con voz firme y clara pero rotunda: “No es cuestión de mandarinas sino cuestión de limones; si se enfadan las gallinas… ¿para qué los espolones?”. Para pensar solo un poco antes de hablar demasiado… Sigue Leyendo...
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