Trabajo sublime.

Ya pasó el día, llegó la noche, en un breve abrir y cerrar de ojos. El sol pasó sigiloso a pesar de querer ser visto por el ciego de corazón. A penas me vienen recuerdos, pareciera como si con pocas palabras pudiera describirlo, pudiera testificar haberlo vivido m as sabe Dios lo mucho que sentí, lo mucho que agradecí estar aquí, lo mucho que lloré la ausencia de quien se fue y lo mucho que indagué por obtener respuestas.

Y llegada la noche la luna espera, la majestuosa, la sacerdotisa, la hija robada de Atenea que se esconde bajo un manto de estrellas. La oscuridad se hace bella, tan bella como el día, la oscuridad es curiosa, la oscuridad juega con las llamas de las velas, la oscuridad es el recuerdo de la luz que se ilumina cada mañana en nuestros corazones. Sigue Leyendo...

Agridulce

Lo agrío de lo agridulce de echar de menos es que duele que te esté faltando algo. Según el caso se puede hacer algo o no para calmarlo, pero por lo general no es agradable ni cuando puedes servirte de una llamada de Skype como placebo.
Lo dulce viene dentro del sentimiento que provoca que eches de menos. Hay algo a lo que estás unido, que te tiene imantado. Y eso, quieras que no, es bonito.

Día tarde y noche

Pienso en ellos constantemente,
sangre de la que quiero solo dicha.

Cada día los veo en mi mente,
están como el cielo a la flor.

El día es como la niñez inocente,
la tarde como la juventud esperanzada
y la noche como los años de experiencia.