Y fue ahí que me encontré,
en medio del cementerio de las almas perdidas,
y fue ahí cuando desperté,
en medio de las miradas cohibidas,
en medio del pasar de los días,
fue en medio del caos en que desperté,
y comencé a caer por aquel abismo,
pero no sentía miedo,
no había caída en realidad,
en realidad, yo estaba recorriendo el vacio,
Archivo por meses: agosto 2013
El camino de la Vida
De todos es sabido que la Vida es una carrera sin vuelta atrás. No hay desvíos que nos hagan desandar el camino recorrido. Inicias la marcha con tu vehículo recién estrenado. Poco a poco le vas añadiendo ectras, unas ruedas más potentes, un motor renovado, nuevos faros que te indiquen el camino más nitidamente. Y así, vas recargando el depósito, maqueando tu vehículo . Lo cuidas, embelleces y te sientes orgulloso de el.
Con el tiempo entras en una autopista de muchos carriles y, te das cuenta de que otro vehículo se acerca a ti y decide hacer el camino a tu lado. Es mucho más grande y potente que el tuyo; lo ves hermoso y seguro. Te alegras de poder recorrer el camino junto a Él.
Será la luz que me alumbra.
Las luces emprenden un largo camino de despedidas. Los pájaros saludan a las sombras prendidos en los sueños del atardecer; acuden a beber sus deseos de existencia en la laguna y, luego, nítidos, vivaces, con el ritmo de los segundos de sus alas, se convierten, lentamente, en seres invisibles. ¡Sólo está ya mi pronombre junto al aire soñoliento! Y duermo bajo el universo de la calma todo este insólito emprender caminos con la vida misma.
Cuerpo solitario de mi propia conciencia, me lleno de sentires al compás del dulce y delicado insomnio, respaldado en esta errante búsqueda de los mundos cuando los recuerdos llegan, intermitentes, como fugaces son las horas del delirio. Junto al lirio un cauce de sueños blancos me convierten en olvido. ¿Qué hay más allá de lo viviente? Una especie de respuesta se me enrosca en el pensamiento y descubro que, recordándome como cuerpo y como alma, puedo volar por entre las cosas inocentes.
FELICIDADES, DIESEL.
Nunca la vida se mostró tan sencilla,
tan primorosa, como inacabada.
La almohada de azules recuerda el descanso:
¡Duerme la vida de un modo mágico!
Y allá, tu mirada aprendida de la nubes,
de los altos, del mismo sufrimiento,
culmina el momento de mirar su rostro.
¿Qué ves?
Todo el mundo al revés.
Quizá, esos dedos plegados a un tiempo
alcancen los rostros en cálido afecto.