Mis palabras se agotan: son levedades
de un viento que me anuncia adioses
no deseados.
Mis árboles amados, cuerpos de vida,
ajustan su verticalidad para ver nuevos
amaneceres.
Fui lírico, en esos días cuajados de verbo,
verbo en un presente de indicativo,
caminante a lo Don Antonio Machado;
hoy, valoro el pan y el silencio,
leo y presientos nuevos sueños,
callo y respiro el perfume de mil vidas.
Aquí, donde nace el Amor,
la eternidad del verso es árbol que crece.
Eterna presencia de pasados remotos,
constancia en la quietud,
elevación que saluda al nuevo día.
Archivo por días: 22 octubre, 2014
La herencia de Madame Canaris – Capítulo 2 (Novela)
Cuando el Inspector Jefe de la Policía de París, Marlon Brandy, tocó el timbre de la puerta del domicilio del investigador privado José Roberto Ortero de Jumilla, salió a abrir una joven tan monumentalmente bella que él se tuvo que sujetar al quicio de la puerta para no caerse al suelo. Tras unos breves segundos pudo recuperar la voz.
– Me parece que me he equivocado de dirección.
– ¿A quién busca usted?
La voz dulce de aquella belleza de mujer la hacía aún más sexy…
– Esto… no… me parece que me he confundido de puerta…
La herencia de Madame Canaris – Capítulo 1 (Novela)
“La multitud se arrastraba como un monstruo ciego y sin mente hacia la entrada del metro. Los pies se deslizaban hacia adelante unos pocos centímetros, se separaban, volvían a deslizarse. Howard odiaba a las multitudes”. Marlon Brandy iba pensando en Patricia Highsmith mientras esperaba la llegada del metro en la Estación de Villiers. Había decidido tomar este medio de transporte hasta la Estación de Pigalle. Ir en su propio automóvil le asfixiaba el ánimo cuando la ciudad se llenaba de tráfico. Ahora estaba inmerso en sus pensamientos. Junto a él, dos jóvenes se besaban en la boca mientras él le hacía promesas de fidelidad eterna a ella. Marlon Brandy sonrió ligeramente en el mismo instante en que la llegada del metro les hizo volver a la realidad.