No estamos lejos de muchos de los momentos claves de la historia de lo humano. Los cambios de gobierno precipitan acciones en favor de la “ética programática”. ¿Volverán los guerreros? El pueblo, en medio de su derecho a sentirse democracia, así lo pidió a gritos frente a quienes decidieron sentirte aún más poderosos.
El filósofo siente el desconcierto ante lo que pudo evitarse por la fuerza de la razón y el uso de la “verdad”. De un modo equivocado…se entregó la confianza de Troya al deseable Caballo de Madera. El poder de estar junto al más influyente de los Tiranos no desencadenó orgullo alguno. Ahora…los vientos empujan la proa de la Rosa y las palabras de Nostradamus (siempre evidentes) nos acercan al disloque de lo que se nos viene encima. La guerra, como acto latente en la historia del presente, no cesa sin el logro de una paz compartida.
Quien engañosamente construyó el Caballo supo que, aun sus cenizas, contenían el fuego original.
Recordemos que a la vuelta de los Guerreros ellos nada dirán, pues la batalla se ha consumado entre la lujuriosa omnipotencia de los Tiranos, y la sencilla verdad de quienes diciendo no, lo dijeron todo.