Jamás ha sido mejor arma para humillar y destrozar todo lo humano. Leo en las páginas de los periódicos…que en Irak, en ese oasis perdido ene l colectivo de los paraísos perdidos, las humillaciones liberadoras de los guerreros…aportan una bocanada de aire fresco al puritanismo salvaje de un hoimbre que cree en divinidades nacidas del petróleo.
La humanidad, ante la masacre de estos hechos, se aturde…porque no invocan sino al valor de los señores de la guerra como los adalides de la inmensa tristeza en que lo divino se refugia en las constelaciones.
¡Son tiempo de la Kali-Yuga! El Señor de la Tierra Oscura…busca su anillo que ahora cuelga de la tierra entre rios.