Me dolía el sonido del tiempo al pasar, que no me dijeras las palabras que esperaba que me dijeras, que no me dieras una grata sorpresa, que nadie más pensara en ti como yo lo hacía y que tú no pensaras en mí de la misma manera. Me dolías tú y la lejanía. Me dolía tu cobardía, o tu valentía de enfrentarte a esto más hábilmente que yo. Me dolía no tenerte, perderte, escribirte en lugar de abrazarte. Me dolía todo lo que dejaste entrever y lo que dijiste dejándolo ver del todo. Me dolía que quisieras dármelo todo para luego arrebatármelo en un suspiro que no era por mí.
No tiene explicación ni lógica ninguna más que la de esa química incontrolable que nos inunda el cerebro y nos condiciona en contra de nuestro raciocinio. No podías pedirme que lo frenara cuando no quería frenarlo porque lo disfrutaba, seguro que mil veces más que tu cuando te hayas drogado, cada vez que simplemente te miraba.
He sentido tranquilidad, protección, cariño y felicidad al abrazarte. Creo que no te lo puedes ni imaginar porque quizás nunca lo has sentido. Pobre de ti, que no me entiendes, y pobre de mí que no me entiendas.
Si no nos sale ser amigos quizás es porque nunca lo hemos sido. Porque sólo hemos sido tú contra mí o yo contra tí, y nunca hemos ganado ninguno, limitándonos a disfrutar la derrota de no poder resistirnos el uno al otro.
Tengo el tiempo parado en un primer beso, en un “estás guapa” antes de dormir, en un rincón debajo de una mesa, en tus atenciones para que durmiera contigo, en la sensación del que creí que era un dulce abrazo de consuelo, en rincones de parques oscuros en los que le diste la vuelta a mis principios, en tu cariño esquivo cuando yo te ponía el mío delante, en tu cara cuando te abrazaba con mis piernas, en un “quiero estar aquí sólo y a gusto contigo” confesado entre sueños, en tu mirada clavada en mí mientras tocabas una flauta de bambú – Cada vez que te descubría tocando música era como descubrir a la propia música por primera vez.
Ya está, ya lo has conseguido. Ya eres un recuerdo.
Muy bueno. Excelente. Tiene sentimiento y profundidad.
Yo me he sentido así alguna vez, tus palabras me trajeron el recuerdo. A veces pareciera como si el sol no volviera nunca más a salir, como si todo estuviera perdido; y si, estaría perdido si no tuvieras esa gran capacidad para amar.
Un besito y felicidades por aportar ese gran sentimiento a lo que haces. Ama por el placer de amar… Así de fácil.
Un abrazo grande.
Muchas gracias por un consejo tan bonito. 🙂
Me ha encantado leerte y sentir en palabras ese dolor que tantas veces he experimentado …los recuerdos no son sólo recuerdos, cuando se leen y se sienten..Un abrazo
El dolor deja de ser dolor cuando lo recordamos poniendo el sentimiento del lado que hay más allá de cualquier sentimiento y que yo lo llamo “emoción” de la “evocación” y que es una forma muy expresiva y recomendable para superar ese dolor y sentirse liberado o liberada; puesto que al recordarlo como un hecho que fue lo que no quisimos que fuese nos sirve para buscar otros hechos que queremos encontrar. Me parece que esa forma de superar el dolor es efectiva y, sobre todo, positiva. Saludos.