Busqué siempre una última respuesta al por qué de todo esto… de todo el viaje buscando la síntesis de la naturaleza de las cosas y de mi propia existencia. Nunca la encontré. Siempre hallé una nueva pregunta, un nuevo interrogante que dejaba abierta las compuertas de par en par, siempre una nueva propuesta por saber, un nuevo descubrimiento por sentir… siempre una duda latente para hallar esa respuesta definitiva. Y es que no hay ninguna clase de respuesta final. Siempre queda flotando una nueva pregunta y al final te das cuenta de que perseguimos respuestas sin darnos cuenta de que estamos perpetuamente hallando preguntas a cada paso que damos en este adentrarnos en el corazón de la síntesis de las cosas y la naturaleza humana. Ahora que reflexionamos sobre la Paz, que es una de las cosas más sustanciales de nuestras existencias, quizás debamos volver a reinterpretar la esencia de los humanos. Posiblemente acabará la vida sin haber hallado la respuesta final… pero mientras tanto es deber ineludible seguir haciéndonos preguntas sobre la Paz y sobre todos los profundos sentimientos que tantas vidas humanas han derramado en sus búsquedas finales.