Algún poema, en alguna tarde.

Se han dicho adiós las palomas dormidas
y ya nadie pasa.
Culmina el declinar de la tarde entre arreboles de luna
y tierras de nadie.
Los árboles,ajustados a su rigidez compacta, son,
y siguen siendo,
columnas que sostienen la tarde.
¡Cuánto silencio sin valor alguno!
Y el brillante anuncio de una noche eterna.
Los corazones son templos de tantas soledades
que inventan sigilosos sus propias vanidades.

Nada es diferente ni al amor ni al desamor,
porque todo es un mismo sentido que se trastoca
y juega y nace y renace de la nada
para ser paloma que se va y vuelve hacia el ocaso.
De tus manos, fuentes de desatinadas caricias
quedo saciado: cierro mis labios porque así, descanso al menos.
A lo lejos pasa la invisible aurora de dedos rosados,
de velos de nube y corazón de hielo.
Y el sueño, como erguido surtidor, renace
otra vez, en la circular estancia de todos
entre todos…para siempre.

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