Ayer soñaba con un hoy ausente;
palacios de crital sobre la fuente eterna
del soñar constante.
Y allí, entretejida como una crisálida,
tus pies delataban tu ausencia material.
Un leve gesto de tu mano señalaba la hora
y el piano culminaba el ritmo con tu mismo silencio.
Persistencia de la memoria ausente; hoy no vibra
la cuerda pulsada, ni el verbo grita hacia el horizonte.
Aclama la integredidad de la palabra y el sentimiento
se ausenta, como tú,
de este momento.
Con un solo gesto de tu mano
borras hoy, el ayer sentido.
Cae la tarde y el camino siente la ausencia de tus pasos.
Nada ocurre, nada yerra, nada siembra los campos
de amapolar rojas, como labios, como besos,
como evocadoras constantes de un amor
que quiso ser desesperado.
Un comentario sobre “Con un solo gesto de tu mano”
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Me has llegado donde llegan las cosas que uno siente en el presente, aún más allá de la gran belleza literaria de tus líneas, y no de amor, pero sí de emoción, de buscar la mano de quien la tiene guardada…, un abrazo