A Teresa de Jesús

Dame de tus manos el don del amor
y déjame, a tu lado, llamar al Señor,
enamorado.
Dame tu presencia y el fuego adorado
que queme mis ansias e inflame mi dicha,
pues siendo el amado
el amor ardiente
sienta permanente
su presencia a tu lado.
Y al morir de amor,
se acabe el dolor
para conviertirse en gozo;

fresca agua de pozo
pura y cristalina,
de tus manos finas
el tacto imperioso.
Dame tu presencia y el fuego de amor,
pues en mi ceguera presienta al Señor,
enamorado,de amor.

Deja una respuesta