Amores verdaderos

Sus ojos reían en el apunte del natural que él hizo de ella. Debía ser el comienzo de su noviazgo, que no de su amor, porque éste seguramente había comenzado a edad mucho más temprana. Ella era la amiga íntima de la hermana de él y se habían conocido de siempre: vivían en la misma calle aunque en distinta acera.

Él la llevaba siete años y el que las llevase de excursión, a su hermana y a ella, debió parecer sospechoso al resto de las amigas. “Ese viene a por ti.” Bueno, lo que literalmente decían es que ese “viejo” venía a por ella. Años después me contaba que fue la última en creérselo. A veces el propio interesado es el último en enterarse.

No hubo problemas para que se unieran; se casaron y fueron felices durante dieciséis años. Ella me contaba mucho después de que en cuanto él entraba por la puerta de casa a ella se le acababan todos los problemas; y sin embargo no era una mujer timorata, ni falta de decisión, ni mucho menos de inteligencia.

El destino tenía reservado para él una terrible enfermedad que se lo llevó para siempre antes de cumplir cincuenta años. Entonces ella destruyó todos los dibujos que él había hecho, como si esos dibujos fuesen algo sumamente privado entre los dos a lo que no debía tener acceso nadie más, pero se le escaparon dos: uno el que había hecho de mí, su hija, cuando tenía unos tres años, que yo había enmarcado y colgado en mi salón. El otro, el que había hecho de ella, de cuyo paradero no tenía idea porque yo lo guardé celosamente una vez me enteré del fin del resto de sus dibujos. Como decía al comienzo, sus ojos ríen, su cara es tersa: la imagen de una juventud feliz.

7 comentarios sobre “Amores verdaderos”

  1. Muy bien Carlota, me gusta mucho. Juegas con la narracion y terminas el texto con la frase que lo comenzaste. Me gusta mucho ese detalle. Asi, se termina de acomodar el tiempo y los hechos en la historia, a mi parecer la veo como menos secuencial. Saludos.

  2. Lo que más me gusta de tu relato, Carlota, es lo sencillo que es. Pero aún siendo sencillo es una historia bella.
    Te recomiendo que leas El Libro de las Ilusiones, de Paul Auster, que en parte también habla de la destrucción de una obra (en este caso cinematográfica) por amor.
    Un beso

  3. Leí “The Book of Illusions” en cuanto salió, porque soy admiradora de Paul Auster en V.O. He leído bastantes libros de él. Me encanta que también te guste, Océano.
    Un beso.

Deja una respuesta