Creo en un Mar destellado por la gran madre nocturna, de sus fervientes hijas siempre acompañada…
Creo en el Sol abrasador, cegador por naturaleza, que nos muestra el camino al azar…
Creo en mis Sentidos, ardientes de deseo por escuchar tu voz, fundirme en tu cuerpo…
En hacer realidad esa tormenta de pasión bajo la dama de la noche, fiel a nosotros… Ella, nos guardará el secreto.
Miro sin mirar atrás, con perspectiva, con objetividad… Recapitulando aquellos momentos y aprendiendo algo nuevo de vez en cuando… a ser más cauta, a sacar el jugo de toda granadina y de ahí lo más dulce y melancólico a la vez.
Miro sin mirarme en el espejo engañabobos de la gente y me centro en mis ojos, en mi alma, en esa parte del cuerpo que nos deja ciegos, sin aliento y nos devuelve a la vida… Observo a nuestro copiloto de viaje, a mi corazón.
Miro, sin dejar de mirar al pasado, y me centro en el presente tibio y dejo que el futuro me de cualquier tipo de sorpresas. Intentaré aprender de ellas.
… Al paso de la luz inspira… Expira… Confianza, amor, desilusión… El tiempo va sonando la vida de mi existencia, en este preciso instante porque quieren los peces, porque a la luna se le antoja y el sol no sale por vergüenza a quemarse. Miradas pasan sin temor a ser desveladas bajo luciérnagas voladoras, pues ellas son la luz del camino que nos guía hasta el futuro más próximo incierto.
Gira el mundo gira… sigue girando… y los pies siguen saltando y la mente volando en el firmamento dorado de un amanecer a pie de montañas altas y sin cables como estampados.
Cierra los ojos y abre la puerta… Tras de si una joven en el agua, desnuda y llameante que te acoge entre sus brazos y te venera.
Cierra los ojos y abre tu alma a los más puros de tus sentidos, deja que corran fantasías por tus venas y que hierva la sangre hasta convertirse en espuma, volatil, sonriente al nuevo amanecer, al nuevo ser.
Escribir palabras, banales como el viento, no sirven de nada si por fria me siento, como el hierro, como el hielo… Sentir el calor o abrazar a la oscuridad con su manto de lagrimas – por cielo lo tengo en mi mente – dara igual en estos momentos.
Cuadros ocultos en la mente sin descifrar aun, cuadros en blanco, con solo un trazo basta para saber la intensidad, con el color para saber el humor, la direccion… un misterio por resolver.
Paralisis cerebral que se arregla sin descansar, de aqui para alla, sin pensar en nada mas, solo el cuerpo mover y la mente distraer en otra cosa banal…
Sentada en un bar o tirada en la acera cada estrella pasa ante mi rostro tenue, simulando un haz de luz falso, al cual me aferro, al cual anhelo… Necesidad de un muro de hormigon que me mantenga en pie. La Luna es la única que me acompaña en la noche y que en el día me abandona y vuelvo a estar sola, ebria y consciente de la realidad, de mis actos.
Sigo emborrachandome con giros y vueltas mezclados con música para poder descansar bien en las noches largas que aun me quedan.
Reduce lentamente el voloteo de las mariposas en el río, introduce tu alma en lo más profundo del basto bosque… y ¡ríe! y ¡siente! cómo el granate entra en tu cuerpo a través de tus siete sentidos, cómo los pájaros te hacen volar, soñar, cómo tu mente se limpia con el aire más puro que desprende la flora…
Un momento de relax en la vida chicos… no hay mejor sitio, al menos para mi.
Decisiones carentes de objetividad simulan a la esclavitud mental; las conjeturas son posibles, la verdad es única. No sin remedio se cura la enfermedad, pues la mia si tiene cura. Ojos sellados, oidos sordos, garganta muda, tacto insensible. ¿Que es imposible? Con un solo beso, en la mejilla, nuestro palpitar se escucha, bombea nuestro aceite interno y llega a nuestros ojos, pero no saben lo que ven. Unas palabras al oído, muy bajito – una confidencia -, hacen al sordo más agudo que un perro. Ya está listo para ver lo que posee delante: la verdad, simple y hermosa, en todo su esplendor. A ti.
Qué será lo que encierran esos ojos… Complicidad, fantasía, química. Qué tendrás que sólo tu voz me turba y llegas a mi ser sin llegar a estarlo nunca. Pero qué magia utilizas para engatusarme como a una chiquilla con su piruleta, para que desee permanecer a tu lado. Mirando a través de los relojes tecleo el número de la verdad y siempre anda descolgado. ¿Algún cable roto? ¿Cobardía u Orgullo?
Quién sabe y quién sabrá lo que dejas entreveer entre tus cortas palabras, si te cambiaste de nombre o si dejaste simplemente de estar ahí.
Sensación austera la que siento. Nostalgia puede, mezclada con la melancolía de la desconfianza ajena. Innecesario las explicaciones incoherentes. Obligatoria la verdad hiriente y severa.
Coge la directa y ¡corre!, si te asustas o si no soportas algo doloroso. Coge la directa y ¡corre!, si está en peligro tu vida, no tu honor. Pero no corras nunca si de tu amor se trata. ¡Lucha!
¿Andas perdido por el mar, marinero?
Yo ando buscando mi norte en el cielo
donde el viento son pájaros silbando
bajo el manto del crepúsculo anidando.
¿Andas perdido en el mercado, mozuelo?
Yo busco a mi madre infinita y eterna
la que todo lo sabe, la que todo lo venera.
Sin pies ni manos ni cabeza
busco la clave del sabor a cereza,
aquél que me olvida de mi tierra…
aquél que me regresa a la vida
Deliciosa y temerosa la rosa es… A través del espinoso camino a recorrer hasta llegar a lo más profundo de su ser. Quisiera ser rosa a veces… produciendo siempre en los demás ese estupor descatalogado de sabor intenso y olor penetrante… que me vean y sonrían… que me huelan y se sientan agusto con la vida.
Quisiera ser rosa… para morir silenciosamente, ya bien sea por esas pequeñas gotas de rocío precoces al amanecer o poco a poco ajada por la estrella más preciada por el ser humano, el Sol.
No seas impertinente, rosa, rosa pura… sólo sé tú.
El entorno se mueve parpadeando a cada paso en falso que doy. ¡No doy pie con bola! Y la bola se fue rodando… giraba y se entremezclaba por las piernas de los gigantes en los llanos altos donde reina la presión espacial, bajando lentamente hasta unos girasoles provocando el movimiento constante de miles de personas trabajando en una empresa textil.
La bola recorre el mundo… Llegando a París, con su Moulin Rouge y su bohemia liberadora, subiendo por el globo terráqueo y saltando por Suiza y sus quesos con chocolate derramados, Alemania con su tejadito de oro y un puestecito andante de enormes salchichas procedentes de Innsbruck y las constantes vitales heladas por el frío y humedecidas gracias a la cerveza de Salzburgo.
Miradas primiticas que atraen la morfina de cualquier recóndito lugar, pasión. Esas partículas diminutas originadas por estímulos del cerebro y que recorren todo nuestro cuerpo como si de un delicado soplo de rosas a jazmines se tratase. Éxtasis inmediato e incompleto al no realizar la acción acorde con nuestro Hommo Sapiens. Sensación de deseo, posesión y liberación quienes se confabulan en contra de la razón… si se fuera libre…
Vacíos sin tenerlo, vacíos después de poseerlo. ¿Qué lógica tiene eso?
Peligroso el camino de unas cuerdas de hilo sedado que vaga desde una punta de piedra al otro lado, entrelazados, sin esperanzas de caer y fieles a la gravedad de la eternidad. Resistentes a las pisadas de los pesados forasteros que buscan la avaricia, la vanidad, la mentira, mofadas por lo brillante y exquisito, el dinero. Trampa mortal. La muerte.
¿Qué me pasa?
Me encuentro en el aire. Me siento vagabunda, sin rumbo ni navío… me siento mal. Te quiero… lejos… Te amo… demasiado… ¿Me entiendes? Yo no… he cambiado… no soy yo misma… devuélveme a mi yo, o dime donde lo dejé anclado que no puedo vivir sin él, sin ella, y sin ti.
Quédate aquí, conmigo, pero no me ayudes a buscarme… No me busques hasta que yo no te encuentre… hasta que yo me encuentre.
Entre martillos y dinteles, mis manos trabajaron el roble… martillos y puntillas, me pillé los dedos más de una vez… Fue el martillo… Fue el dedo, fue la descordinación.
Hoy me encuentro clavada en una estaca, sin comida con la que alimentarme, sin ropa con que abrigarme. Me siento sola en un circulo vicioso de personas, quienes sólo le interesa los intereses de los otros, la buena suerte y los buenos momentos para así, poderse evadir de todo, de su propia vida, claro. En todos albergamos una esencia única… nos da igual y la tiramos por los suelos para que otros se maravillen con ella, mientras, nos zurramos y pegamos por conseguir la del amigo, o la del vecino.
Hoy, vivo en un mundo de hipocresía, de teatro, en el que todos hacen su papel. Hoy vive en mi el rencor y la frustración, quienes se ríen y se burlan cada día de mi.
Mañana me levantaré para combatir… hoy… estoy muerta.
Suntuosos caminos a la eternidad son inalcanzables para los muertos en vida. Más, con brillo y destreza, cual flores de cerezo, su existencia es tan duradera a pesar de su pronta muerte.
Inquietud al paso del tiempo, rechazo de la sociedad y desazón romántica en mi corazón. Hoy se escribe por no llorar. Hoy se estribe por no matar.
En la calle, en los bares, miradas retrógradas simulando una tenue felicidad, evolucionando hacia una hipocresía irremediable, dirigida a todo, a todos.
Un hombre desvaído y embriagado por el aroma de Jack Daniel’s, se acercó bruscamente a una hermosa y delicada mujer, de cabellos rubios y rizados, con siluetas curvadas, ofreciéndole una flor marchita. El hombre pensó que era un ángel, ella, que era un drogadicto terminal, y debido a un mal aliento y de apariencia indeseable, la flor marchita tuvo su tumba en una alcantarilla maloliente, llena de ratas y excrementos. Una lágrima la seguía, lágrima salada de un mendigo desastroso y que lloró de felicidad al ver que la flor marchita revivió con esa lágrima lánguida en el espacio putrefacto.