Llevo veraneando en Galicia desde que tengo uso de razón. Como muchos otros emigrantes mis padres, por la “moriña”, aprovechaban cualquier oportunidad para volver a disfrutar de su tierra natal y con ellos arrastraban a toda la prole. Mis hermanos y yo, a pesar de haber nacido en Cataluña, crecimos en la cultura y el amor por todo lo gallego, así que con los años no es de extrañar que, como perfectos delegados de turismo, cantáramos las alabanzas de la tierra a quien quisiera escucharnos y que entre nuestro círculo de amistades consiguiéramos que muchos visitaran sus costas. De esta manera, y por bocazas, me atraparon este último puente de todos los santos tres amigas, Clara, Inés y Anabel. Pedían poco las peregrinas, total, que son mil doscientos kilómetros para cuatro mozas aventureras que desean hacer una escapada con el mejor combinado de mar y montaña.
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Pena en los huesos
Llueve, no hago más que mirar a través de los cristales de esta habitación con la esperanza de ver un rayito de sol a lo lejos, pero nada ni la más mínima luz se distingue a través de la tupida cortina de gotas. Y es un día más de mi eterna agonía. Intento buscar en mi algo de la antigua alegría de vivir, buf, es algo difícil cuando hasta el recordar tu propia risa te produce tan profundo dolor que acabas llorando como si te estuvieran arrancando el corazón. No dejo de repetirme que si resisto, que si aguanto un poco más, solo un pelín más, mañana será otro día y al otro quizá todo mejore un poquito…¿la vida no siempre puede ser mala? ¿no? Pero bueno, qui lo sa, a mi me ha tocado esta y no puedo cambiarla. Primero perdí a mis padres, y con ellos la oportunidad de tener algun día un hermano.
Lias y Severo
Era la última hora de la tarde, tras el monte de cristo rey la estepa refulgía entre bronce y rojo sangre. En lo alto la impresionante cruz del cristo de las lágrimas se veía rodeada de un haz de luz y creaba a sus pies una grotesca sombra ,como si fuera el vigilante de los pecadores del pueblo que se extendía a sus pies. Bajo la sombra y como si de una romería se tratara, un grupo de hombres gritaban y jaleaban a dos fornidos muchachos que estaban en posición de lucha en medio de un círculo. Las voces que se elevaban no eran precisamente cantos religiosos, entre insultos y gritos de “pégale””más fuerte””dale” “pelea,pelea” los dos jóvenes cruzaban miradas que destilaban odio e ira contenida.
Mi paraíso
Paraíso de vida, universo de sensaciones provocadas por una ligera brisa. Tu rostro y el mío frente a frente, dos extraños que en un momento en el tiempo se encuentran. Casualidad o causalidad de unas vidas cruzadas al azar. En un instante mi corazón te mira, te llama mi alma, no respondes. Todo mi ser pide a gritos tus labios. Mírame, mírame como nunca nadie me ha mirado. Siente el correr del tiempo, el tic-tac se acelera, corre, corre estas perdiendo la oportunidad. Anclado en tus recuerdos, en tus reproches, en tus fantasías, no es real, todo eso no es real. La verdad la única verdad son tus ojos y los mios, mírame, mírame y siente mi alma gritar, en tus oídos oyes una melodía dulce, te llama sin cesar, corre, corre, estas perdiendo la vida. Tu mente corre pero tu sigues ahí parado, amarrado a tu mentira. Oye mi corazón, escúchalo como si nunca antes hubieses escuchado canción tan triste. Corre, corre, estas perdiendo la razón, y sigues anclado a tu irrealidad. Escucha a mis ojos, te llaman, escúchalos y llora, llora por lo que estas dejando pasar, mírame, mírame y dime que no me quieres, que no sientes nada por mi. Sigue corriendo, escapa de ti mismo y de tus sentimientos. Huye, corre, vete, que nadie te vea derramar una lágrima por algo que nunca fue, que nunca quisiste pero que te desgarró por dentro. Llora como un hombre y corre, corre, corre. Mírame, pero mírame como un niño yo te escucharé abriré mi alma y mi corazón, no me iré a ningún lado, no necesito correr si estás a mi lado, me detendré un momento y te miraré como nadie te ha mirado y te diré entre lágrimas lo mucho que te amo y lo mucho que te he esperado. Ahora ya no corro te he encontrado y me he anclado a tus penas para hacerlas mías. Amor te he encontrado en un momento en el tiempo, en un universo de sensaciones. Tu eres mi paraíso de vida.
Querer o amar?
Miro a mí alrededor sin ver. Mirada tras mirada con el corazón en la mano, aprieto fuerte, bombeo sin descanso. He de revivir. Todas mis lágrimas, todos mis gritos, todas mis palabras no sirven de nada. No consigo llegar a ti. Me pierdo en el destino de mis sueños. Creo que es real y me equivoco. Busco sin descanso el significado de tus actos cavando en el foso de mis recuerdos, de mis impresiones, de mis dolores y no encuentro el control. Cada instante, cada suspiro es piel con piel que se eriza en un vaivén entre amor y desamor. Eres pura ilusión, fuego fatuo de mi imaginación que me confunde sin remedio. Y no hay más culpable que mi anhelo de amar lo que no tengo, de desear lo que me está prohibido, de buscar una mirada cómplice. Mi elección es la de siempre, la soledad por encima del miedo y la angustia. No quiero gente que no me quiera a mi lado. Aún así busco intimidad, destino, camino en cada extraña veta de tu iris jaspeado. Sé que eres tú. Se que has sido, eres y serás mi página. Una hoja en blanco en la que volcar mis niñerías de hadas y elfos. Magia desde la primera palabra escrita, desde esa primera bienvenida temblorosa, desde esa interna sonrisa al reconocer en ti los más dulces pecados de mi inconsciencia.