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Mi religión – La religión y el fanatismo

Mi religión se basa en La Verdad*, la búsqueda y comprensión de sí mismo y de la esencia del todo. La verdad está en todas partes y en todo momento solo que está camuflada por mentiras, tan sólo hay que averiguar la manera correcta de observarla y comprenderla. En otras palabras, la vida nos enseña la vida.

La religión es algo personal, es una vía entre el Yo* y la existencia, ningún tercero debería interrumpir ni desviar al Yo con la búsqueda existencial porque de esta manera educamos a fanáticos. Con fanatismo me refiero al conjunto de ideas y creencias de manera arraigada y sin una base racional, generalmente inculcada por otros. Esto inhibe el pensamiento crítico de las personas y así uno no es sincero consigo mismo. Sigue Leyendo...

Lo que supieron los ángeles

El Hombre es básicamente bueno. Nacimos sin pecado, no sabíamos el concepto de bueno y malo ya que, si no existe el mal, el bien no estaría definido.
No conocíamos a Dunia* con sus errores e imperfecciones, no sabíamos nada excepto la perfecta naturaleza de existir, solo había un camino, y este era el único que conduce a lo perfecto. Entonces descubrimos imperfecciones, descubrimos el error mundano, y fue cuando dividimos el camino en dos, el correcto y el incorrecto, entonces definimos el bien y el mal. El bien es el camino correcto y verdadero mientras que el mal parte de un error considerado como correcto pero solo en su apariencia. Nos educaron con incorrección, y partiendo del error, generamos mal con la ignorante idea de hacer el bien. Aprendemos de la consecuencia de lo incorrecto cuando trae fines destructivos, el problema está cuando hay demasiada incorrección y no nos damos cuenta de la verdadera consecuencia destructiva y tratamos de justificar el error con otros errores sin encontrar verdaderamente el error básico.
Quizás el fusil no sea el arma adecuada para abordad un conflicto. Quizás El Hombre no es el verdadero enemigo de El Hombre. Y quizás podríamos aprender más del niño que de cualquier escarmentado erudito.
La supervivencia es un impulso natural e inherente en los seres vivos, nos aleja del dolor y nos atrae al placer, el proceso constante de alcanzar metas placenteras es perfectamente definible como felicidad.
Buscamos la verdad de entre los escombros, porque el Diablo no siempre fue Diablo y los ángeles bajamos para comprenderlo. Sigue Leyendo...

Presión de cuerpos

Hoy me delego el valor de probarte;
Me dejo seducir por el sámsara*, reconociendo la atracción epicúrea* como ley mundana.
Desmantelando tu belleza de entre los tejidos áridos que te recubren, hondeando tu cabello, escultor de marañas, respirando la sal de tu piel,
desembocando mis labios en tu clavícula escribiendo palabras prohibidas con el pincel de mi lengua, las guardo como un secreto, en el invisible lienzo cobrizo.
Cuando logro encender la llama sobre el filo de tu oreja,
cuando extiendo mis dedos desde el cuello hasta tu mandíbula, manejando con fuerza el timón de tus gemidos, es entonces cuando te manifiestas y te revelas ambiciosamente y me amarras con nudos perfectos con tus brazos y piernas, sin dejarme escapar,
y entonces en ti emana una corriente eléctrica por los relámpagos que truenan desde tu coño, recorriendo todo tu cuerpo,
lo percibo en el cimbrar de tus huesos,
en el hálito agónico,
y yo los acompaño, con fuerza y con ímpetu hacia la catarsis,
creando así la presión de cuerpos por la avaricia del deseo,
en un intento de unir forzosamente tu yo y mi yo como una sola unidad,
como lo hacen dos gotas de agua al fundirse,
ambos seremos uno,
ambos seremos yo. Sigue Leyendo...

Madrasa

Todo el tiempo que invierto en ti, es tiempo bien invertido. A través de tus ojos, contemplo esa sabiduría oculta, y el ansia de aprenderla, a través de los mios, se manifiesta fugazmente.
En tu serenidad encuentro conocimiento, en tu respirar sosegado y en el movimiento de tus dedos sobre el aire, objetos y cuerpos, como deslizándose sobre el papel de mi lectura. También tú, atenta y curiosa, aprendes de mi sabiduría. Tus pensamientos son la madrasa* de mis pensamientos, así como los mios lo son para los tuyos. Alcanzando el continuum de energías, de cuerpo a cuerpo, de alma a alma.
Maestra y aprendiz, tu papel conmigo es sagrado, no existe una relación que optimice nuestro conocer ni nuestra felicidad mas que la relación que coabordamos. Sigue Leyendo...