Bajo las estrellas.

Plenitud de luna llena en noche clara,
manto de verde cesped tupido por lecho,
negro cielo salpicado de estrellas por paisaje,
tumbados en fogosa lid tú yo y el amor

La noche serena de dicha nos empapa,
el rocio del amor moja nuestros cuerpos,
la ingravidez levemente nos invade,
nuestras almas se encuentran en paz.

Ardorosos besos de pasión inician el combate,
siento el sabor dulce de tu lengua en la mía,
el vello de mis brazos electrizado se eriza,
mientras a ti te invade un interno desamparo.

Acaricio todo tu cuerpo de parte a parte,
primero tu cuello esculpido de venus del amor,
bajo a tus senos de divinas formas maduras,
rotundos de puntiagudos pezones turgentes.

Me entretengo entre las formas de tu cuerpo,
dactilar baile de oculta mágia sin fín,
caminar eterno del conocimiento pleno,
de la calidez de tus curvadas caderas.

El monte de venus se encuentra rodeado,
de enmarañada vegetación oscura,
como explorador de primer viaje,
en sus proximidades juego con mis dedos.

Siento tu latido acelerado como el mío,
andamos acompasados en el juego del amor,
nuestras fibras sensibles no pueden más,
esperan unir sus fuerzas en la batalla final.

Cual taimado asesino lujurioso,
hundo mi puñal henchido de deseo,
en tus húmedas entrañas anhelantes,
los corazones palpitan con fuerza.

El cabalgar del jinete es sin silla,
a pelo sin ninguna doma previa,
jinete y montura se mueven a la par,
la galopada conduce a parajes primorosos.

El movimiento de la danza es acelerado,
el sudor nos envuelve de pura humedad,
salpica de sabor a sal nuestro gozo,
de movilidad conjunta llena de frenesí.

En el largo paseo de ensoñación,
los duendes del amor van ganando,
siento que nuestro acto de equilibrio,
va llegando veloz a su plácido final.

Abrimos las compuertas de la pasión,
a tu cálida gruta del delirio llega el orgasmo,
mi pálido líquido creador de nueva vida,
a borbotones se derrama sin la menor piedad.

Respiraciones agitadas se van calmando,
se van silenciando gemidos ahogados,
la sangre roja circula veloz por las venas,
los sudorosos cuerpos tensos se van relajando.

Miramos al cielo negro y hermoso,
la redonda Luna nos mira desde lo alto,
nos rodean estrellas rutilantes,
veloz pasa una estrella fugaz,
que nos contempla desnudos,
abrazados sobre el verde cesped.

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