Budismo, política y orgullo

Nada es menos grato al estilo Budista de ver la vida, que permanecer en el Orgullo político. La necedad de quienes pretenden ser necios como método y sistema de vida y pensamiento. La política se ha convertido en el advenimiento de todo afán que nos dirige al infortunio. La consecuencia de ser, cada vez menos humanos, nos ha ofrecido una plçeyades de sonrisas budistas, de abrazos infirmes, de esperanzas europeístas…y la certeza de que, toda soledad es necesaria para reconocer el calor de los demás.


Buda fue un demócrata iridiscente. fue él quien perpetuó el abandono del orgullo como fórmula para ser auténtico. Ahora, y en la mitad de esta calle, que es el devenir de las urnas, todos pisamos con distintos zapatos, y el asfalto no deja de seguir presentando grandes charcos, resecos ya…ante el calor de un próximo verano.

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