En el paraiso de tus ojos,
me pierdo porque estoy perdido,
en la paz de tus labios,
me pierdo porque estoy contigo,
en el univrso de tu alma,
vivo con mil sentidos,
en ti, vivo amandote.
Sabes a silencio y a sueños,
con melodias de ternura
y tacto de deseo,
sabes a mi mundo,
a todo lo que anhelo,
sabes a amor, a mi amor.
Volverán las pequeñas golondrinas
de tu balcón sus nidos a recordar
pero aquellas que aprendieron nuestro sueños…
aquellas que aprendieron nuestros sueños…
esas no nos olvidarán.
Volveran los del “dolce amore” a tus oidos
y a querer conquistarte con afán
pero como yo te estoy amando…
como yo te estoy amando…
nadie jamás te amará.
Fueron noches estrelladas
fueron todos los deseos
que en su manto guardaba
fueron suplicados en silencio
nacidos de la esperanza.
Fueron hermosos los días
que a los verdes jardines
con perlas de rocío cubrían.
Fueron todas las palabras
sentimientos e ilusiones
un consuelo para el alma.
Fueron todos los horizontes
la plenitud de una mirada.
Para este viejo mundo
que derrotado se proclama
todo fué…. y nada es.
Con nostalgia se recuerda
el calor del sol en invierno
sabemos quién nos es querido
cuando estamos lejos
conocemos la calma en la tormenta
el amor en la soledad
la paz en la guerra,
todo cuanto nos es arrebatado
después lo sabemos amado
la vida no está carente de ironía,
!Madre Tierra mírame!.
Tengo los bolsillos rotos
y por ellos he perdido la fortuna…
!Madre Tierra mírame!.
Cómo arden las hogueras
entre los gitanos del pueblo
y yo sigo caminando
con los bolsillos rotos…
La tierra grita de dolor,
los árboles se mueven con desesperación para escapar,
los mares inmensos aúllan como lobos
y la humanidad con su mirada de grandeza.
No llores por él, argentina.
Su vida no vale nada.
Y a la vuelta de la esquina
un príncipe de cuento de hadas
te está soñando, agentina,
para hacerte su enamorada.
No llores por él, argentina.
Su vida no vale nada.
Que a la vuelta de la esquina
el príncipe espera tu llegada.
Dibuja mi espalda con tus dedos,
Hazme el amor sin tocarnos
Solo deseándolo, soñándolo
Arrúllame en la noche
Regálame tu mirada en el día
Acuéstate a mi lado y siente
Como un estremecimiento me eleva
Erizando mi piel sabiéndote cerca.
Ella calló… y el día amaneció.
Y ella se dio cuenta de que hasta los sueños terminan.
En oscuro silencio
los treinta pájaros
de mi esqueleto.
Cuando vuelan, me muevo
pisando, firme, el suelo.
Cuando se posan, duermo.
Cuando se mueran,
seré yo el pájaro, lejos.
Nota.- Dictinio de Castillo-Elejabeytia nació en El Ferrol (antiguamente llamada El Ferrol del Caudillo por imposición de Francisco Franco Bahamonde). Dictinio estudió en la Universidad de Santiago (España). También estudió en Coimbra (Portugal). Licenciado en Derecho y Doctor en Filosofía. Ha publicado, además de su ñlibro de poemas “Vuelo hacia dentro”, Nebulosas, La Canción de los Pinos (Premio Adonais), Lirios de Comostela, Argos, Poema del Mar y algunos otros libros más. Sigue Leyendo...
Es muy lenta
para mi gusto
esta despedida
sin reclamos, sin reproches
ni sarcasmos
no me he permitido
agarrar del pescuezo a tu recuerdo
sacarlo al patio y pegarle un tiro
Que aburrido
hay momentos en que
hasta se me olvidan
los motivos
Por las calles de los sueños
camino febril y doliente,
la desolación inunda el ambiente
Ya no ríen las gentes.
Y en los campos antes fértiles
las viñas se secan,
las flores se mueren,
los pájaros no cantan
y un silencio de muerte
cae por la pendiente.
Cuando miras a la luna
Aumentan más las estrellas
Rodeando a las belllas
Latitudes una a una.
Así es tu linda cuna
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