ciertas distancias son como disparos cortos

Siento mucho todo esto.
En realidad me parece todo lejano y estéril
cuando cojo mi cara entre las manos y echo de menos
algún gesto o tu risa encendida a eso de las doce.
Me parece todo necio y crispado
como si de pronto hubiesemos
despertado de alguna burla extraña
y nos viesemos y pensásemos
el uno del otro
que debajo de todo lo demás
había alguien.


¿Te guardarías mi pasador del pelo?
También hablamos de bragas. ¿Te acuerdas?
Yo, que puedo jurar no soy ninguna víbora,
No hago más que pensar en olores caducados como si una fiebre
Materializada en casa de madera montañas nevadas y sherezade
Pudiera considerarse como la respuesta
A todas estas malditas preguntas sobre la vida y la muerte.
Como si los poemas tuvieran un fin o como si tal vez hubiera que llegar a algo.
Lo que espero, lo que desearía – ya lo dice el diccionario- no tiene otro nombre en el momento presente:
Es amor.
Rítmicos desajustes que hacen de mi una especie de lisiada hiperactiva.
Con el sentido que tiene todo cuando gira.

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