Como no imaginarte, como no recordarte hace apenas cuatro años (re-edición)

No podía creerlo. No podía creer que habías muerto a causa de la leucemia.
Abrí el periódico y ahí estaba… tu obituario.

No puedo dejar de recordar todos los momentos que vivimos juntos. Las carreras bajo la lluvia de Valdivia; cuando entraste a ese restaurant a buscarme; o ese helado en el puente Calle-Calle… los paseos por los jardines de la que ahora es mi universidad… tantas cosas que, a pesar de que han pasado más de 4 años y nuestra relación fue corta, nunca han sido borrados por el tiempo ni por la distancia… y que son recordados hoy con más intensidad cuando pienso, imagino y acepto que nunca más nos encontraremos en las calles de la ciudad.

Algo en mi corazón se destrozó cuando te vi ahí… indemne… con el rostro pálido y tus ojos celestes cerrados para siempre, tan limpio como un niño que llega a este mundo a reemplazar un alma de un ser que se despide de sus queridos…

A pesar de todo… de todas las palabras hirientes dichas, de mis ganas de lastimarte que a veces se volvían casi incontrolables, de tus niñerías, de tus llamadas de horas en las noches, de tus faltas de ortografía, de tu mirada escurridiza en el centro, de tus ausencias en los juegos, de que ahora ya sepa con certeza que no nos encontraremos más en las calles.. estoy contigo en lo que sea y para siempre, como siempre. Te lo prometí hace años atrás, y las promesas no las rompo. Puedes contar conmigo. Sabes que siempre podrías, puedes y podrás estar ahora con mi recuerdo.

Mándame una señal cuando algo te tenga preocupado. . . procuraré estar más cerca de tu madre que tanta fortaleza necesita luego de tu partida. Sigue cerca de nosotros… que aquí nos has dejado un vacío a todos los que te conocimos, te quisimos y compartimos contigo.

Hasta siempre Raúl.

Rossana.

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